viernes, 9 de marzo de 2012

UTOPÍAS DE BORREGO: YRAIDA

Yraida es una mujer venezolana como tantas otras, miles quizás, que hacen el máximo esfuerzo por cubrir el mayor espacio sin violentar nada a su alrededor pero con el mayor pundonor producto de su autoestima y de su convencimiento de que toda meta puede lograrse. Yraida es una madre con dos hijos adultos aunque ella se mantiene muy joven y muy bella. Una mujer que tiene un hogar en el más amplio sentido de la acepción. Y desde donde ha guiado a su prole por el mejor de los caminos.
El hijo ya es ingeniero, graduándose al mismo tiempo en que ella culmina sus estudios de abogada. Todo un mérito porque Yraida es educadora y tiene muchos otros estudios y experiencias que la hacen una venezolana invalorable. Un ejemplo para quienes alegan no tener tiempo para estudiar y para quienes escudándose en un par de hijos y un esposo que exigen atención se subestiman a sí mismas y permiten que sus propias historias les pasen por encima sumiéndolas en un conformismo injustificable.

La mujer venezolana, como refería Carmelo Lauría, es mágica. No se puede entender de otra forma que convierta las cuatro lochas que recibe del marido, en un proyecto de “economía formal” que le permite subsistir y hacer que su prole igualmente ice banderas de vida diariamente. La mujer venezolana dejó atrás la conseja de que “estudiar es cosa de hombres”. Hoy en día, en este país las mujeres lideran todas las promociones que egresan de las universidades y han copado la escena en los cargos públicos y privados. Aunque poco en lo primero porque aún hay mucho político troglodita que les cierra el paso exprofeso y permite acceso a damas bellas disponibles para favores extracurriculares. El día en que una fémina se haga con las riendas de un partido con vocación de gobierno quizás marchemos mejor. 
Pero sus principales enemigas son sus congéneres. “Mujer no vota por mujer”, dijo amargada en cierta ocasión Paulina Gamus tras una fallida experiencia electoral. Pero como todo tiene tendencia hacia el cambio no nos extrañaría ver a Yraida y a todas las iraidas del país en una posición relevante electa por un pueblo, cansado como está de tanta ineficiencia masculina en la conducción gubernamental.

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