Será un aviso que veremos repetirse en breve lapso pero no habrá oferta alguna si la Asamblea aprueba el “Parapeto Diosdado” con el articulado que propone el alto líder chavista. Nadie en su sano juicio arriesgará un bien tan preciado para que se lo apropie el inquilino como subliminalmente pauta el proyecto de ley. Mucho menos entregará su segunda vivienda a un tercero para que viva en ella y además deba subsidiarle totalmente los servicios que consume. ¿Quién apagará los aires acondicionados si no paga luz? Nadie. ¿Y cuándo se desaloja al inquilino moroso? Jamás, porque para mudarse la Dirección de Inquilinato debe buscarle nueva residencia, imposible de ubicar con el mercado constreñido. De manera que el propietario pierde su inmueble pero desde luego son más los votos que genera el favorecido con su prole que los propietarios de viviendas. 
Y allí radica el quid del asunto. Pero además, si la persona decide no colocar su inmueble en el mercado de alquileres será penalizado con un elevado impuesto por mantenerlo desocupado. Y si algún promotor construye un edificio de apartamentos debe reservar el 25 % de los mismos para alquilarlos bajo las condiciones que pauta la ley, algunas de las cuales hemos referido. ¿Quién se atreverá a construir viviendas?
Nadie o un protegido del gobierno a quien una vez desarrollado el proyecto le caerá encima INDEPABIS conminándolo a ofertar el 25 % para alquiler; o a pagar la multa respectiva que será muy onerosa. Supone uno que Diosdado y su equipo se sentaron a barajar ideas y cada quien divisaba alguna escapatoria que sería taponeada con otra cláusula previsiva y punitiva al mismo tiempo. Lo que no prevén los proyectistas es que esa ley y todo esperpento que se aprueba a la carrera a quien más daña es al Presidente, receptor de la andanada de críticas que surgen acreditándole los perjuicios que ocasionan.
Casi nos convencemos de que Chávez no tiene, por ahora, incurrencia en esta ley e instruirá para que se corrijan entuertos en el lapso vacacional del Congreso. O quién sabe, esperará el 2013. ¿Cara o sello? Y conste que soy inquilino: vivo alquilado.
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