martes, 24 de julio de 2012

UTOPÍAS DE BORREGO: DESPUÉS DE LA TEMPESTAD… NO VINO LA CALMA.


Chávez ya venía friqueado. Su desapego con Anzoátegui es casi histórico. Sus desencuentros con Saab son comidillas cotidianas. El mandatario anzoatiguense dejó de ser hombre de su confianza. Por ello cuando Chávez arribó a Barcelona en su (quizás) última visita, aprovechó para descargar en Saab y La Negra los errores de su gobierno. Aquél regañón sorprendió a propios y extraños. Jamás imaginamos que Chávez se jugara esa carta que a estas alturas luce peligrosa. Alguna gente sonrió porque Chávez les dio la razón. Son aquellos que piensan que la culpa es de otros pero jamás del Presidente. Aunque la deserción masiva del mitin a medio camino confirma que la arenga perdió efectos hipnóticos. El rostro de Saab era un poema y sus sonrisas no atrajeron simpatías. La Negra ni se diga. La pobre alcaldesa de Barcelona estuvo a un tris del desmayo. Haberle negado el acceso a la tarima en su ciudad fue un balde inesperado de agua fría. Pero la Casa Militar atiende solo una seña y fue no permitirle ubicarse al lado del Presidente. Pasaron los días y no vino la calma, al contrario, las aguas se agitan incansables en el mar político del PSUV-Anzoátegui. Los ires y venires a la capital son incesantes. Cada quien busca arrimarse a una brasa generosa. Y los aspirantes juegan a dos opciones: Si gana Chávez se fregó todo el mundo. Si pierde, la dirigencia exigirá primarias o habrá rebelión. Aunque no es santo de mi devoción creemos que Saab sigue siendo el mejor hombre para el PSUV.

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