En ocasión de la designación de José
Tomás Heredia a instancias de Jóvito, para la gobernación del Anzoátegui,
Domingo Guzmán Lander tuvo que calmar los ánimos de la base amarilla advirtiendo que no es
prudente juzgar a nadie de forma apriorística. “Podría hacerlo bien”, ponderaba el sabio médico, lo que recordamos
a raíz de la designación de Aristóbulo Istúriz como candidato a la gobernación
de Anzoátegui por el chavismo. No es que pensemos que este fogueado dirigente
pueda ser una estrella en el cargo, pero roguemos porque así sea de obtener el
éxito electoral. Con esta designación Chávez juega a ganar-ganar. Aristóbulo es
el único capaz de homogeneizar la variopinta carta de colores rojos que hay en
el PSUV-Anzoátegui. Y las bases del chavismo no podrán ser atemorizadas por la
oposición con la radicalización del proceso y eso quedó evidenciado el pasado
domingo. Aristóbulo es un hombre de vasta experiencia que tuvo sobre sus hombres
uno de los ministerios más complejos del país. Y aparte de ello es hombre de
confianza del Presidente. Si fuera electo podría ser más amplio con los
anzoatiguenses y por encima de todo mejor gobernante. Él puede lograrlo y puede
además espantar el fantasma de las comunas que será aplicado en los estados
donde la oposición logre el triunfo igual que se fraguó en la Gran Caracas con la alcaldía de
Antonio Ledezma. Padre nuestro…
TRES RAZONES
La (para muchos) sorpresiva vuelta de
Henrique Capriles a la gobernación de Miranda tiene variadas razones entre
las cuales destacan tres. La primera, que había que zanjar el zafarrancho
creado por Juan Carlos Caldera. A estas alturas no se podía inventar una
candidatura y William Ojeda cambió de uniforme. La segunda, que Chávez va a
echar el resto para recuperar esa gobernación y Capriles es el único que puede
impedirlo. Y tercero, que pese a su alto podio en la actualidad Capriles
necesita un lugar donde reiterarle al país que se puede trabajar por el pueblo
cuando se piensa en el pueblo. Podrían agregarse algunas otras, pero estas tres
tienen suficiente peso. Alguien nos comentaba que Capriles ha debido quedarse
para ejercer el liderazgo de la oposición sin ejercer cargos públicos, pero
creemos que una cosa no inhibe la otra. Chávez sabe que Capriles es honesto y
lo reiteró el mismo domingo. Que con Capriles puede conversar para buscar solución
a los múltiples problemas nacionales. Concuerdo con el Presidente que el
diálogo no puede ser una imposición ni el condicionamiento coercitivo para
sentarse a negociar. Al fin y al cabo el Presidente es Chávez. Pero tampoco
puede ser una charla unidireccional donde los convocados sean meros
alcornoques. Y tal vez Henrique sea uno de los pocos que podría recordarle esos
puntos al Presidente y tendrá ocasión protagónica en el Consejo Federal de
Gobierno.
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