José Ángel Borrego.- CONSPIRACIÓN
I. Cuando escribimos los dos trabajos
sobre la conspiración que se cierne sobre los candidatos de Anzoátegui
estábamos bien lejos de conocer la verdadera conspiración que se fragua tras bastidores
de toda índole política y militar. Lo de Aristóbulo y Barreto es apenas una
brizna de paja que no perturba el objetivo de los verdaderos conspiradores. Y
todo se debe al estado de salud del Presidente que ha desatado los demonios que
viven en la oposición y en los diversos factores oficialistas. Y es probable
que los conspiradores que afectan a las candidaturas e Anzoátegui no sean más
que títeres ignorantes del drama que realmente se esconde tras el estridente
mutis que hace el liderazgo de oposición en las últimas semanas donde apenas se
observan pancadas que solo intentan disimular el conflicto de fondo que se
desarrolla en los intestinos del aparto político que aún trata de preservarse
bajo las alas de la MUD,
pero que con el Caso Monagas ofreció una evidente demostración del ponciopilatismo poco convincente que
existe en ese ente a quien parece no importarle que con la derrota de El Gato
Briceño la oposición pierda un espacio muy importante. O como sucede también en
Anzoátegui cuyo desenlace no ocasiona ningún discorde en la orquestación que se
teje tras bastidores de gobierno y oposición.
(Humo blanco en Miraflores: Presidentes habemus) Ayer sábado, 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, fecha muy importante para la Iglesia Católica me puse a rumiar los comentarios y análisis surgidos con motivo del intempestivo retorno del jefe del Estado y sobre todo, como decía César Miguel Rondón, del extraño mutis sobre dos aspectos tan importantes para él y para el país: su salud y la reunión de Mercosur. Escribí cuatro trabajos sobre lo cual anoche comenté a Domingo Luis. Chávez no mencionó su ausencia en el Día de la Aviación y la “celebración” por los sucesos de aquél aciago 30 de noviembre al que tal vez acuciado por su código genético exalta. En cuanto al padecimiento “no se menciona la soga en casa del ahorcado” y no sería precisamente la víctima quien lo hiciera. Per lo que Chávez anuncia debíamos haberlo visto venir. La confesión de su gravedad, los temores por la institucionalidad de su obra y el legado que aspira transmitir a Nicolás Maduro, tampoco sorprenden. (El latino testa en el barranco) Se obligó a venir, porque Diosdado se niega a ir a Cuba y necesitaba mirar a los ojos de su entorno, en especial el militar, para intentar convencerse de que si algo irreparable sucede, su testamento será respetado. Chávez sabe que aunque Diosdado juró mantenerse leal no le resultará fácil acatar esa directriz. No sin antes obtener concesiones que comprometan el éxito de Maduro. Eso lo analizamos en los restantes tres trabajos de esta misma saga.
Nicolás Maduro no fue a Cuba a
conversar con el Presidente. Recibió la orden de presentarse en La Habana para contrastar
informes. (O infórmenes como diría la Vice-ministra de Iris Valera). Chávez había
recibido ya sendos reportes del G-2 (cubano con sede en Venezuela) y de órganos
de inteligencia del país. En la oposición existe una hiperkinesia inusual con
reuniones que han sido detectadas por el Sebin donde se habla de “elecciones el
año venidero y la necesidad de que
Antonio Ledezma sea el candidato”. Eso no sería tan grave si no es porque el
guiso se cocinó en el oficialismo con una pugna aún sorda entre los dos
factores cupulares: Diosdado y Maduro. La Constitución reza que
si el Presidente cesa en sus funciones antes de ser juramentado, lo sustituye
el presidente de la Asamblea Nacional.
Es decir, Diosdado Cabello. ¿No estará Diosdado apostando a un desenlace
inmediato? Y dice también la Carta Magna
que si la falta absoluta se produce posterior al acto de juramentación, la
presidencia queda en manos del vice-presidente. En ambos casos el CNE debe
convocar una elección dentro de los 30 días inmediatos. Pero con el CNE bajo
control del gobierno solo si Diosdado y Maduro no se ponen de acuerdo
procedería la elección en ese lapso. Esa es la preocupación de la oposición.
CONSPIRACIÓN
III (EL DESENLACE)
El Presidente está realmente enfermo.
Su regreso abrupto, como dijimos antes, se debió a la conspiración que se
fragua en el oficialismo y en la oposición. Él (Chávez) sabe que Diosdado anda
como caimán en boca de caño. Aunque es militar teme que el mundo castrense
pueda apropiarse del país, no como ahora que ocupa posiciones que él les
otorga, sino que la FANB
asuma el liderazgo absoluto. Eso echaría por la borda su “revolución” porque no
hay ningún militar afecto a ella. En cambio Maduro, no sabe uno si de pura
muela, ha hecho creer a Chávez que mantendrá su fidelidad y lealtad hacia los
principios que se le han inculcado. Pero presume el Presidente que Maduro no
podría gobernar sin el apoyo de Diosdado y que esa negociación implicaría
arriar muchas banderas, en especial la del socialismo. Y abandonar a su suerte
a socios como Fidel, Cristina, Evo y Ortega en especial. Si Chávez declina,
obligado por supuesto, después de juramentarse, que es lo más probable, Nicolás
Maduro se verá forzado a negociar con Diosdado para evitar elecciones en el
lapso tan perentorio que taxa la Constitución. Eso lo logran la Asamblea en manos de
Diosdado y el TSJ aún sin definirse. Pero la AN incide sobre el TSJ y lo que incrementa el
peso de Diosdado. De manera que como dice la vieja máxima, “todos los caminos conducen a Diosdado…perdón, a Roma”.
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