Expediente Público.- José Ángel Borrego. Un amigo no chavista, informado por
los vínculos de su consorte con ciertas oficinas gubernamentales, nos dice que
el gobernador le está poniendo un cerro a su trabajo. “El hombre llega al despacho a las 5 am y se va a media noche”,
asegura mi amigo. Y eso es lo que espera este estado del gobernador y no
aquella exagerada parafernalia publicitaria de quien lo antecedió asegurando
ser el que más había hecho por Anzoátegui, cuidándose mucho de decir, qué es lo
que había hecho. Menos mal que el propio Aristóbulo comprobó el pésimo estado
físico y social en que recibió esta jurisdicción regional. Existen taras de
todo tipo y en todas partes. El anterior gobernador no las solucionaba porque
no eran de su incumbencia. Los alcaldes no podían hacerlo porque todo el dinero
que reciben y recaudan lo gastan en burocracia. Y los organismos nacionales
nadie nunca supo a qué se dedican. Ahora Aristóbulo ha exigido que cada quien
cumpla con su cometido que él hará lo mejor para lograr el mayor éxito en su
gestión, lo cual será el éxito de todos nosotros. Hasta ahora nadie ha
criticado ninguna acción del gobernador y el hombre quiere meterle el pecho al
turismo, a la Agricultura,
a Mercosur, a la Productividad,
a la Zona Industrial
y a la creación de nuevos focos de desarrollo. Desde el ángulo político tiene
cómo hacerlo. Desde el apoyo capitalino le sobran hombros. Y desde el factor
financiero está intentando desatar los nudos para que fluya el dinero.
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