lunes, 22 de abril de 2013

En la urbanización El Resfrán de Las Delicias "tiembla" a diario a causa de Refinería

Todas las paredes de la casa de Jhanra Medina están cubiertas de grietas, y los vidrios de sus cuatro ventanas ya no están, debido a las explosiones suscitadas en la Refinería.
El Tiempo.- Todas las paredes de la casa de Jhanra Medina están cubiertas de grietas, y los vidrios de sus cuatro ventanas ya no están. Esto se debe a los temblores que a diario ocurren por explosiones suscitadas en la Refinería de Puerto La Cruz.
Y es que desde que el ama de casa fue reubicada en la urbanización El Resfrán de Las Delicias, ha perdido la cuenta de cuántas veces ha tenido que correr por temor a que su vivienda se derrumbe.
“Nos desalojaron de la invasión 23 de Marzo porque estábamos en riesgo ante la cercanía a la planta, pero ahora estamos peor”, dice.

La reubicación fue hecha hace 26 años y desde entonces, ha sido testigo del deterioro progresivo de dicha comunidad.
Lo primero que vio desaparecer fue el parque de niños, con el cual los delincuentes hicieron de las suyas.
“Se llevaron hasta las cercas”. Cuenta que el primer robo que hicieron en el lugar fue denunciado por ella, pero las autoridades nunca le prestaron atención.
“Cada vez que me levantaba notaba que algo faltaba y así hasta que acabaron con todo. Ahora utilizan el terreno como de­pósito de escombros”, dijo. El parque sólo funcionó por tres años.
Para Jhanra, la comunidad está en com­pleto abandono y muestra de ello es el canal de recolección de aguas de lluvias y manan­tiales, que al parecer está obstruido por el enrejado que colocaron obreros de la Refi­nería, para separar la invasión 23 de Marzo de la urbanización El Resfrán. Ahora no hay maquinaria que pueda limpiar el lugar.
Los postes ya no tienen bombillos, y los pocos que funcionan fueron colocados por los habitantes que pidieron colaboraciones y los mandaron a instalar.
La gente no cuidó lo que tenía
Rogelio Maza no ha podido superar la pérdida de las dos plazas que construyeron en la comunidad donde reubicaron a las 86 familias.
“La gente no cuidó los sitios de recreación y ahora los jóvenes no tienen un lugar sano donde jugar”, dijo.
Denunció la mala gestión del consejo co­munal y pidió la elección de nuevos encarga­dos, pues al parecer los actuales se niegan a trabajar por la localidad.
Más de cien familias habitan actualmente en el sector y esperan una nueva reubi­cación, porque las condiciones en las que viven no son las más adecuadas.
“Hay químicos que utilizan en la refinería que generan alergias en la piel y distintas enfermedades en los pequeños”.

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