HERNÁN,”EL
HIDALGO”. Si algo dejó de puntualizarse en el
libro que hace poco publicara Hernán Hidalgo fue el rosario de penurias que
debía sufrir el periodista de los recientes ayeres. Hernán lo citó apenas, con
tan agudo humor, que es probable que poca gente, en especial las nuevas generaciones
de periodistas comprendan cuánta hidalguía se necesitó para ser periodista.
Cuánto quijotismo fue preciso para ser reportero y cuánta estupidez debíase
tragar para llenar cuartillas que en la sala de redacción se tejían como
urdimbres infinitas. No podríamos sumar las veces que un periodista debía
dormir en una esquina del taller o en una mesa de montaje. Y parecía carecer de
sentido el inexistente horario del condumio y menos aún detalles de la exigua
vitualla disponible. Todo sin una queja más allá de la orfandad de historias
que convertir en noticias que habrá obligado a más de uno a fantasear
verosimilitudes transables. Hernán Hidalgo fue uno de esos “viejos
periodistas”, pero de una escuela precedente a la futura, porque jamás dejó de
ser el reportero acucioso ni el redactor incisivo. Alguna vez quiso cambiar la
pluma por el pincel, por el
martillo, por el buril y por tantas herramientas
para hacer arte, pero tuvo que convivir con ellas, con nosotros, con el
periodismo y con su arte. Todo lo llevaba inserto en tropeles angustiosos que
no mermaron jamás el humor, ácido en veces pero humano siempre que supo desatar
impune ante más de un rostro consternado. Para Hernán no había censura con
antifaz de prudencia. Para Hernán no había riqueza con efluvios oprobiosos.
Para Hernán nunca hubo un requiebre para justificar desatinos. Nació humilde y
luchador. Vivió insensato y guerrero. Murió rico en vivencias preñadas de
dignidad. Adiós, Hernán.este segundo deceso, se despidió Adolfo Herrera. Un periodista que fallece en la plenitud de sus años, cuando apenas si había alcanzado el séptimo decenio de su vida. Para quienes tuvimos el honor de ser amigos de Adolfo es posible que pudiéramos pensar que 72 años fueron muy corto lapso para todo lo que logró construir en este país a favor de un denuedo comunicacional humano, decente, propio y digno, capaz de constituirse en El Esperanto venezolano y hasta latinoamericano; para unificar virtudes y hacerlas un puente de sencillo trajinar en la búsqueda de la paz, de la convivencia, del respeto mutuo y de la tolerancia. De ese espíritu jamás fatigado que hizo prisionero a este periodista del avatar inquebrantable quedan huellas que nunca podrán borrarse, porque aun los descuellos de la más moderna tecnología se verán impedidos de zafarse del valor de la cultura comunicacional que germina, solo luego de que pensamientos innovadores como los de Adolfo se tornan diásporas universales e irrumpen diáfanos e incontenibles. La UCV le debe mucho. Los periodistas le debemos mucho. Si viviéramos en un país sostenido en sus valores el nombre de Adolfo sería una impronta nacional propia de la Historia. Los gobernantes serían laudatorios con su nombre. Y el Himno Nacional habría acompañado sus despojos hasta la morada irreversible. Pero no es así. Ante esa iniquidad quienes nos sentimos realmente hijos de esta tierra hacemos del “Gloria al bravo pueblo”, más que un símbolo patrio, el galerón bravío que movió la fibra gallarda de un gitano del más honroso acervo periodístico. (Un abrazo a nuestra querida profesora Gloria Cuenca)
UTOPÍAS: ADIÓS,
CHÁVEZ.- No piense el lector que nos habíamos
dormido y ahora nos enteramos de la
muerte del
susodicho. Nada más lejos. Ese acontecimiento lo vivimos y lo sufrimos. No
tanto por dolor lo último sino por la infinita ristra de homenajes poco
sinceros de “los hijos” putativos del Presidente Chávez. Este adiós se debe a
que ayer nos enteremos que hace apenas dos días se cumplió apenas un mes de la
luctuosa data. Un mes y ya los llorones de oficio ni se acuerdan de quien los
hizo algo. Apenas un simulacro ritual en La Montañita sin un cohete que
anunciara el aciago momento para la familia Chávez y para los chavistas que lo
amaron. No es que quisiéramos nosotros que esa procesión de halagos se tornara
inacabable pero al menos que así como se trasladó a millones de personas a
Caracas para engordar el velatorio se programaran actos masivos en cada ciudad
para mantener el recuerdo del Presidente poco más que un bicho de aquellos en
un chinchorro. Aunque pensándolo en este momento, es posible que ya Nicolás se
crea lo suficientemente maduro para aventurarse en la alberca. O que sus
asesores le indicaron que debe cortar el cordón umbilical porque el pueblo
chavista también se enteró de la muerte de su comandante. Tal vez Diosdado esté
promoviendo este desencuentro para iniciar su querella con la inexorable
realidad que puede mermarle las fuerzas partidistas más allá del 50 % del aforo
registrado. Sea como fuere, aquella gran efigie pletórica de inmensidad hoy se
diluye en el sentimiento de cada cocodrilo llorón. Ya ni en forma de pajarito
lo ven sus afectos mientras el país naufraga a pasos agigantados precisamente
por la ausencia del timonel que, mal o peor, lo condujo por 14 años.
UTOPÍAS: 41.706
millones de dólares..!.- Ese es el monto de la deuda (hasta el
31 de diciembre pasado) que mantienen los “accionistas”
de
Petrocaribe con nuestro país. Aparte de ello (ignoramos si Chávez ubicó a
Ecuador en el Caribe), un viceministro de Correa pretende dar luces a Henrique
Capriles quien denunció que el presidente ecuatoriano defiende a Maduro por los
más de 1.500 millones de dólares que ha recibido como obsequio. El funcionario
quiteño le sugiere a Capriles tomar un curso de “economía elemental” porque
Ecuador ha enviado a Venezuela 800 millones de dólares a título de exportación.
Uno que se preocupa por estas cosas sigue leyendo y busca en Internet para ver
si hubo algún complemento a la nota original, pero nada. El señor viceministro
da por zanjada la deuda de más de 1.500 millones de dólares que ha recibido
Ecuador de Venezuela con los 800 millones de dólares que dice él ha enviado
Ecuador a Venezuela. Los otros 700 millones son la ñapa de nuestro botarate
gobierno. Cuba, solo en el 2012, recibió más de 4.500 millones de dólares y
envió a Venezuela 212.000 cubanos a cambio. Unos 21.220 dólares por cada cubano.
Nadie aclara si pasaron a ser un activo de nuestro país o en calidad de qué
debemos contabilizarlos. Sabemos, por noticia
criminis, que Nicaragua nos ha enviado carne de res y algunos vegetales por
la deuda muy cuantiosa que ha adquirido. De resto, algunos países pagan algo,
no tanto claro, porque el “mono” supera los 41 mil millones de dólares y este
fin de semana estuvieron en Caracas los petrocaribeños originales, más un par
de nuevos “socios” que como casi todos solo aportan la mano alargada para pedir
dólares.
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