Los antiguos supermercados Cada del centro comercial
Petrucci y del Roble, en El Tigre, registran fallas con el abastecimiento de
productos de la cesta básica
El Tigre.- “Este Bicentenario es una especie en extinción”.
Así ilustró el ama de casa Francis Reyes, la condición actual del supermercado
estatal, ubicado en el centro comercial El Roble, en El Tigre. Y es que para la compradora es difícil conseguir quesos,
jamón y carnes en las neveras de exhibición de ese establecimiento comercial.
“Ni siquiera el programa Mi Casa Bien Equipada volvió a traer
electrodomésticos”, añadió.
Reyes comentó que a veces consigue unos “fileticos de
pescado” donde estaban ubicados los lácteos. “El supermercado ha decaído
mucho”.
A la compradora Paula Martínez también se le ha hecho
complicado hacer un mercado completo en ese negocio. “Las neveras donde iban
las carnes rojas y pescados las llenan con maltas y cervezas”.
Dijo que cuando llega pollo y carne de segunda calidad y se
forman colas descomunales ello implica que pasarán horas para poder pasar.
En ese local comercial las cavas de pescadería están
infuncionales. Delante de ellas son exhibidos bultos de sardinas enlatadas de
una marca carupanera.
Un trabador comentó que la red en frío del establecimiento
se daño desde finales de 2013, aunque un escrito aclara a los clientes que las
neveras sí están en funcionamiento.
Ayer, en medio de una cola para pagar, los compradores
llenaron sus carritos con papel higiénico, que fue el producto que llegó.
“No encontré nada, buscaba pollo y carne y sólo llevo papel
y mayonesa”, dijo el albañil Simón Medina.
El ama de casa Mailé Ramírez salió con sus bolsas llenas
sólo con papel higiénico y salsa blanca. “No encontré azúcar, leche ni monte”.
En supermercado Bicentenario del centro comercial Petrucci,
en El Tigre, la escasez de productos es similar. El área de pescadería quedó
desolada y en los anaqueles de carnes no hay ni un corte. Una caja de cartón y
una porción de queso envasada es lo que hallan los compradores.
En el área de charcutería hay un tipo de queso y jamón
cortado en bandejas.
“Vine hoy (ayer) para comprar papel sanitario y café, pero
no conseguí pollo ni carne roja. Tendré que irme al Mercal a sufrir todo el
día”, refirió el ama de casa, Luisa Durán.
Mientras otras mujeres hacían una larga cola para cancelar
sus productos, algunos de los trabajadores del local llenaban los anaqueles con
salsa de tomate.
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