domingo, 29 de junio de 2014

Eugenia Sader, del Gabinete al banquillo

La “coronela”-como llaman a la última encargada de la cartera sanitaria de la gestión de Hugo Chávez- acumuló un expediente grueso de denuncias

Caracas.- El 19 de junio pasado, la ex ministra de Salud, Eugenia Sader Castellanos, se presentó en la Fiscalía 53 –en el edificio Villasmil, Parque Carabobo, en el centro de la ciudad- para rendir declaraciones por la presunta comisión s de delitos de corrupción. Llegó pasadas las 10:00 de la mañana, atavida con un  pantalón y chaqueta de un blanco inmaculado sobre una camisa roja; usaba un collar de perlas y llevaba un bolso de mano. Antes de entrar, un reportero la abordó. Ella intentó responder a sus preguntas con naturalidad. Esbozó una media sonrisa y hasta vio directamente a la cámara. Pero titubeó.


-Se habla de malversación de fondos en su caso, ¿Qué tiene que decirle usted al país?

-Al pueblo venezolano, este… no sabemos, no podemos juzgar cuando no conocemos el expediente. Yo le diría a los que nos conocen (…) que vamos a esperar a ver qué dice el expediente. Hasta que no tengamos información veraz, no podemos dar una opinión… No hemos tenido acceso al expediente.

En esa toma de televisión, Sader, quien fue la última ministra de Salud del fallecido expresidente Hugo Chávez, lucía incómoda. Las ojeras, el cabello al descuido y la cara sin maquillaje la hacían ver demacrada. Llegó acompañada de sus abogados. “Vengo a cumplir, como todo servidor público, ante un llamado de un Poder Moral como es la Fiscalía General de la República. Yo fui una servidora pública”, dijo. Y reconoció que podría haber “alguna duda razonable” sobre su gestión y por eso estaba allí, para aclararla, para “ver de qué se trata”.

Así como Sader no se mostró extrañada por esa citación, a diputados de oposición, organizaciones no gubernamentales (ONG), centros de investigación, activistas y defensores del derecho a la salud, tampoco les pareció extraño. En realidad, esa imagen de la exministra entrando a encarar a la justicia la esperaban desde hace mucho tiempo, aunque haya sido una de las funcionarias más fieles de la revolución. Mientras estuvo frente al   despacho de Salud, ella acumuló, según la justicia, un expediente grueso de denuncias y señalamientos.

Tras la comparecencia, que se extendió por seis horas, le imputaron tres delitos: peculado doloso propio, sobregiro presupuestario y asociación para delinquir. Ella, a la salida del tribunal, reiteró: pudieran haber “dudas razonables en los procesos administrativos”. Y se apuró a destacar que durante su gestión fueron inaugurados 25 hospitales, 115 centros de diagnóstico integral, 14 centros de Misión Sonrisa y cuatro centros de radioterapia.   

De confiar  

Chávez le encargó la cartera de Salud el 22 de mayo de 2010. Fue durante la inauguración de un edificio de la Maternidad Concepción Palacios, en Caracas.   
-Ahora, Luis Reyes Reyes (entonces ministro) le va a entregar el Ministerio a Eugenia Sader –anunció Chávez- ¿Dónde está Eugenia?.. Les presento a la nueva ministra. Ella no sabía, ella no sabía.   

Sader estaba detrás del mandatario. Sonrió, se puso nerviosa, se le paró al lado. No dejaba de verlo.   
-Gracias por su confianza- alcanzó a decir, aún como incrédula.

Ya Sader, a quien le dicen “la coronela” por ser médico pediatra de la Aviación Militar, venía manejando responsabilidades de envergadura en el área de la salud dentro de la revolución. Se desempeñaba como viceministra de Redes de Salud Colectiva, y desde 2009 dirigía la Fundación Barrio Adentro. También había comandado el Batallón 51, integrado por un grupo de jóvenes venezolanos formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina, en Cuba. El mismo Chávez le había encomendado mantenerlo al tanto del progreso de las obras de infraestructura del Plan Barrio Adentro 3.   

Aquel día de 2010, Sader se convirtió en la novena ministra salud de Chávez. La novena en 10 años de revolución. Su período, de tres años, fue uno de los más prolongados.
Se mantuvo en el cargo hasta después del fallecimiento del líder revolucionario. Al llegar al poder, Nicolás Maduro la excluyó de su Gabinete. El recién electo mandatario aseguró que Sader presentaba problemas de salud que necesitaba atender. y puso  en su lugar a Isabel Iturria.

En la mira  

Desde ese momento los cuestionamientos fueron  constantes. Un informe de la Contraloría General de la República (CGR) de 2010 señala que entre 2005 y 2010 se hicieron compras de medicamentos, en el marco del convenio Integral de Cooperación entre Cuba y Venezuela, sin planificación, ni justificación, ni supervisión.
En 2011 la CGR reiteró que existían irregularidades con medicamentos, los cuales tenían entre uno y seis años vencidos en dependencias como el Servicio Autónomo de Elaboraciones Farmacéuticas (Cefar). Pese a las advertencias de la contraloría, se han incinerado 350 mil kilos de fármacos, de acuerdo con las cuentas del parlamentario de Proyecto Venezuela, Carlos Berrizbeitia.
Organizaciones como Acción Solidaria, Transparencia Venezuela, Espacio Público y Provea, desde 2011 han reclamado que se investigue esas irregularidades en la importación, almacenamiento y distribución de las medicinas provenientes de Cuba.

En 2012  enviaron una comunicación al despacho de Sader, en la que solicitaban  información sobre las medicinas vencidas, pero no obtuvieron respuesta. Introdujeron ante el TSJ una acción de amparo contra la exministro, pero el tribunal la declaró inadmisible.

Tampoco fue admitida la que fue introducida por un grupo de enfermeros en huelga de hambre (en 2011) por el incumplimiento de compromisos laborales, suscritos en una mesa de negociación donde los trabajadores habían dialogado con representantes del despacho de la ministra.
A las irregularidades en la importación, almacenamiento y distribución  se le atribuye la escasez de fármacos para pacientes oncológicos y con VIH.

Denuncias tras denuncias

Entre 2010 y 2011, Venezuela fue el país latinoamericano con más episodios de desabastecimiento de medicamentos antiretrovirales (37 en total), de acuerdo con el informe “Tratamiento bajo la lupa”, elaborado por la Organización Panamericana de la Salud.

Siempre, en algún lugar del país, ha  faltado algún antirretroviral, han denunciado ONG como Acción Solidaria y Acción ciudadana contra el sida (Acci). Los activistas se quejaron de la gestión de Sader porque, además, las campañas preventivas no  fueron prioridad: desde hace ocho años no se producen. Acci rescató las piezas televisivas y se las entregó a la ministra Sader, para que fueran retrasmitidas masivamente. Pero nunca ocurrió.
En 2012 se desató otra polémica: bajo la gestión de Sader, vencieron los contratos de mantenimiento preventivo sucritos por ella, para los equipos de radioterapia, comprados mediante un convenio entre el gobierno venezolano y proveedores argentinos.

La no renovación llevó a que se paralizaran 19 salas públicas de radioterapias en el país. Diputados de la Comisión de Desarrollo Social de la Asamblea Nacional (AN) consideraron entonces que el Parlamento debía determinar el grado de responsabilidad de la ministra en la crisis.
De acuerdo con datos de la Sociedad Venezolana de Radioterapia Oncológica, en ese momento,  entre 10% y 15% de los pacientes fallecían a la espera del tratamiento. “Son lamentables  las muertes por esa omisión”, reconoció el parlamentario chavista, Henry Ventura.

Aún no se conocen con precisión los casos puntuales por los cuales fue imputada Sader.

La diputada Dinorah Figuera, de Primero Justicia, recuerda que han sido múltiples las denuncias  que ella ha introducido. Solicitó una investigación por el caso de la paralización de las salas de radioterapia, por el suministro accidentado de tratamiento para los niños con leucemia del hospital JM de los Ríos, así como por el mal manejo de la epidemia de Ah1n1 en el país.

La Contraloría informó recientemente que hay una investigación en curso, a partir de una denuncia introducida por el director del Cendes y ex ministro de Salud, Carlos Walter; el médico Luis Fuenmayor Toro; y el coordinador del observatorio venezolano de la salud, Jorge Díaz, por supuestos pagos irregulares a empresas que no estaban inscritas en el Registro Nacional de Contratistas y cambios en los proyectos para la construcción de módulos  del programa Bbarrio Adentro IV.   

Francisco Valencia, vocero principal de Codevida -una coalición de instituciones promotoras y defensoras del derecho a la salud- sostiene que las irregularidades en la gestión de Sader llevaron a la fuerte crisis sanitaria  que atraviesa el país actualmente.

En la intimidad
A Eugenia Sader Castellanos  no le dicen comunmente doctora (es pediatra) sino “coronela”, por su carrera dentro de la Aviación.
Es la séptima de ocho hermanos del  matrimonio formado por  Alicia Castellanos Crespo;  y   Rubén Darío Sader Pérez,  doctor en Ciencias Políticas, exmilitante de Acción Democrática, quien además dirigió, entre 1963 y 1969,  la Coorporación  Venezolana de Petróleo.
Cuando  Sader estuvo al frente del despacho sanitario, sufrió una leve parálisis facial. Pero eso no la alejó del cargo, pues pudo recuperarse pronto.

 Fue la novena ministra de Salud del fallecido presidente  Hugo Chávez. Maduro la removió del cargo.

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