Cesar Columbo.- Los intríngulis de los eventos políticos en ocasiones son más
interesantes y entretenidos que el acto en sí mismo. Quienes siguieron con
detalle la presentación de la «memoria y cuenta» del Presidente de la República
realizada este miércoles en cadena Nacional de radio y televisión pudieron ser
testigos de un encuentro muy singular en el cual el estado Anzoátegui, sin duda alguna, fue protagonista
fundamental tras bastidores dentro de la tragicomedia
que se presentó en el hemiciclo de la Asamblea Nacional.
Todo inició justo cuando el recién juramentado Defensor del
Pueblo y de los derechos de los gay, el ex gobernador del estado Anzoátegui,
Tarek William Saab, hizo su debut a todo lo grande por la pantalla
chica desde el pináculo que le otorga la presidencia del “Poder Moral”.
Tarek había venido tragando
grueso todo este largo tiempo tras la humillación que sufrió durante la toma
de posesión del profesor Aristóbulo Istúriz, y ahora desde su asiento veía con desdén
a quienes lo han menospreciado por años desde que lo cesantearon del gobierno
regional.
Saab, en aquel momento, durante la citada toma de posesión de
Isturiz, fue relegado a un mísero puestico
en una silla de festejo desvestida en medio del vulgo que asistió aquel día a la
asunción de Aristóbulo, evento donde se violaron todas las normas protocolares gubernamentales que suponen que el
gobernador saliente le impone la banda al entrante en el presídium. Recordemos que Aristóbulo, al buen estilo de Napoleón Bonaparte
en su apogeo, se auto proclamó y tras la lectura del acta del CNE, casi ni
saludan si quiera al llamado por Chávez “poeta de la revolución”.
Tarek aguantó la ventolada, como tigre que es al fin, guapeo
la afrenta y lo asumió con gallardía como buen revolucionario; y con el orgullo
de los nobles de sangre de estirpe pasó por alto tamaña falta de respeto hierático
y sin mucho ruido se retiró al exilio, conformándose con “despachar” desde su cuenta twitter – la cual supera los 40 mil seguidores, una pelusa-, y seguir desde la “soledad de los poetas
muertos” el acontecer político regional y nacional.
No fue fácil para el gobernador que “más ha hecho por Anzoátegui”
haber tenido que soportar las criticas solapadas del equipo de Istúriz, equipo
que justificaba su ineficiencia e inoperancia con el slogan: “eso es culpa de Tarek”.
El poeta siempre estuvo al tanto de ello,
sin embargo aguantó estoicamente y ha tenido que ver como toda -o casi toda- su
gestión ha quedado a tres metros bajo tierra en el oscurantismo en que se ha
sumido Anzoátegui bajo la mano del Negro y su gente.
Todo eso pasaba por la cabeza del nuevo Defensor del Pueblo;
desde su portentosa atalaya, sin ocultar ese aire de superioridad que lo ha
caracterizado, mirabá como águila a sus detractores: aquel… ese de allá, aquel
otro… Así los miraba uno a uno asintiendo muy discretamente con su cabeza en
señal de santa sentencia. Tarek, ahora a la diestra de Nicolas Maduro, es un
líder renovado, repotenciado, que vuelve como el ave fénix, de las mismas
cenizas; o como el águila que renovó su plumaje, su pico y sus garras; la política tiene altos y bajos y el destino
lo llevó de nuevo a la cumbre. “Hay gente que tiene estrella y otros son
estrellados, pero Tarek será siempre recordado y exaltado, pero a la vez amado
y odiado” –como le sentenció una vez aquel célebre astrólogo de Puerto la Cruz
que tanto le adelantó lo que le deparaba su porvenir al poeta-.
Mientras tanto Tarek, desde su cumbre, sentado a la diestra del señor, veía pasar por su mente su
agitada vida política, meditabundo, allá a lo lejos en las gradas, donde ubicaron a los
invitados de cuarta y quinta fila Aristóbulo apretaba el entrecejo. Y es que el
gobernador de Anzoátegui, el de la eficiencia
o nada –creo que ha optado finalmente por este último-, desde una sillita
dura y puesta por el protocola de la Asamblea Nacional para “el relleno”, veía
con rabia a un Tarek reluciente, iluminado, luciendo un corte de cabello ahora más varonil
y con cara de estadista.
Las vueltas que da la
vida –pensó el negro- ahora sí que este carajo me va a seguir jodiendo la vida.
Y no es para menos, Istúriz sabe muy bien que Tarek es un líder que “perdona más no olvida” y todos en el chavismo saben
que quien susurra al oído del Presidente es de temer y el Destino puso a Tarek justo
al odio derecho de Maduro.
Aristóbulo tragaba grueso cada vez que saludaban protocolarmente a Tarek, la cámara
de Venezolana de Televisión en su paneo esporádico de las gradas lo dejaba
entrever. No obstante, no todo fue color
de rosas para el ex mandatario regional, pues su estomago dio un vuelco y el agua
se le atajó en la garganta cuando el presidente Maduro, luego de más de una
hora de alocución, trajo a colación el nombre que más ha hecho temblar y rabiar
al líder fisicoculturista oriental. Nos referimos nada más y nada menos que al
joven presidente de Fedeindustria, Miguel Pérez Abad.
Abad fue el primero en lograr vulnerar la base del pedestal
que tanto le había costado construir a Tarek en Anzoátegui , demostrando que,
ciertamente, aunque ha sido el gobernador que más ha hecho por el estado,
también no es menos cierto que se distanció del pueblo al punto que dejó una brecha
lo suficientemente amplia como para dejar colar al ambicioso dirigente
empresarial.
El escenario para ese momento de la alocución presidencial
era como el de una película de suspenso. Aristóbulo sudando grueso desde el
palco de los invitados no dejaba de pensar que sus días en la gobernación de
Anzoátegui tenían fecha de caducación. Toda esa alegría que le habían insuflado
días antes sus asesores entre ellos el de Pdval, con la posibilidad de una reelección
bajo el argumento de que “más vale malo conocido que bueno por conocer” parecía desmoronarse ante la presencia majestuosa
de un Tarek crecido y , adicionalmente, el solo nombre del hombre del
socialismo productivo –una especie de religión que une el socialismo y la fe
ciega en el empresariado “no capitalista”- esos dos personajes lograron que el
negro pusiera definitivamente los pies sobre la tierra, en otras palabras le
susurraban: no te vistas que ya no vas mi negro.
Tarek, Aristóbulo y Abad, son palos de una misma baraja.
Tarek el oro, reluciente y majestuoso; Aristóbulo, el Bastos, el «poder provisorio» como diría el clero católico, con
una silla prestada, batiéndose entre una reelección condicionada por los vaivenes
de su deteriorada salud y sus enemigos jurados; y por otro lado, Abad: la espada, la daga de la justicia, el
que no tiene mando pero que es hábil en la lucha de cuerpo a cuerpo, el de la
lengua hábil, el hombre que es peligroso tanto con la pluma como con la espada.
Pero toda baraja tiene cuatro pintas y esta no es la excepción.
La cuarta carta la representa un oscuro personaje, siempre
presente, pero oculto tras las cortinas de la política regional: uno de esos
personajes que fueron bendecidos por la suerte en la era chavista y ahora más
en la etapa del Madurismo salvaje.
Nos referimos al tristemente célebre ex ministro de electricidad y Tricolor, Ángel
Rodríguez: la sota de copas.
Pocos televidentes notaron la presencia en medio de los
curules asambleístas del actual presidente del Parlatino, Ángel Rodríguez, así
como de su lugarteniente, el ex secretario general de gobierno, ex comisionado
eléctrico, ex asistente a la AN y ex director regional de Barrio Nuevo Barrio
Tricolor, el Rasputín de la política anzoatiguense, Miguel Pulgar, así como de un joven ataviado de colmillos y símbolos esotéricos.
El destino es inexorable, por un lado Tarek, Aristóbulo y Abad envueltos cada quién desde su esquina en medio de un mar de pasiones, moviéndose desde
sus adentros entre las cicatrices no sanadas de largos años de encontronazos y sueños frustrados, mientras, desde la
espesura de la maleza parlamentaria, como al asecho y envestido de la paciencia
que dan los años metidos en este oficio de las zancadillas y demás, el lobo
viejo de Rodríguez, olfateando todo a su
alrededor, cada gesto, cada movimiento, pero lo que más detallaba eran las palabras de su
jefe, de su compadrito del alma, su sustento, su último aliento en política, su
correligionario Nicolas Maduro.
A Rodríguez lo tiene sin cuidado quién o quienes se sientan
al lado del heredero, mucho menos cae en los juegos de intrigas y pasiones que
puedan generarse entre el empresario Abad y el actual papa transitorio del Palacio de los Jardines. Rodríguez
poco se preocupa por ellos, pues él no sólo está al lado de Maduro, él come del
mismo plato de donde come el Presidente. Es un ser amantillado, está predestinado,
su reciente accidente lo demuestra, un volcamiento del cual salió sin un solo
rasguño en su piel; de verdad que este
político está “cuidado desde arriba”, y él lo sabe, se lo han hecho saber con
mucha antelación.
Pocos saben lo unidos que estos dos seres -Rodríguez y Maduro- están, vienen de la “vieja guardia”, de los que conocieron a Chávez en la prisión y se plegaron al líder militar desde los inicios del MVR asumiendo responsabilidades, e incluso se dice que ellos –Rodríguez y Maduro, junto a Pulgar y un astrologo-político de Anzoátegui – pertenecen a un extraño culto que tiene por guía espiritual a un gurú indio de nombre Sathya Sai Baba, es por ello que pase lo que pase, Rodríguez tiene asegurado un sitial de honor en el circulo más intimo de Maduro y Cilia Flores.
En pocas palabras, mientras que Maduro rendía cuentas al país
y se batía entre la crisis producto del desabastecimiento y la baja del
petróleo, nuestro estado -y sus personajes- protagonizaban el preámbulo de lo
que muchos han llamada, parafraseando al Dante, “La Divina Comedia de
Anzoátegui”.
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