UTOPÍAS DE BORREGO: EL GENERAL GIAP

Uno de los mejores estrategas militares del planeta, el general Vo Ggnuyen Giap arribó la semana pasada a cien años de edad perfectamente lúcido pero paradójicamente alicaído por el éxito económico de Vietnam la nación a la que condujo a la victoria frente a un gigante precedido de glorias guerreras. Giap no pudo descifrar que su triunfo no fue contra el Capitalismo. De manera que cuando a inicios de los 80 quiso ejercer de piedra de tranca y la cúpula gobernante lo separó de las funciones de poder, Giap criticó la desviación del Partido Comunista que había vislumbrado los aciertos chinos en materia de economía y hacia esos parámetros enfiló los pasos.

Sus ex compañeros de equipo de gobierno, más jóvenes, menos belicistas y convencidos de que ya Vietnam había pagado excedidamente su cuota de sacrificios y de vidas ofrendadas en pos de la libertad, decidieron enrumbarse por una vía que trajera prosperidad y felicidad a los vietnamitas y eso disgustó a Giap porque necesariamente había que pactar con la realidad que divide al mundo entre exitosos y fracasados. 

El nuevo Vietnam sin traqueteo de metralletas, hundido en la miseria pero con una inmensidad de posibilidades por delante convirtió sus debilidades en fortalezas inexpugnables por la corrupción y hoy esa nación despunta en aquella región y en el mundo como un país desarrollado en la más amplia acepción del término. Vietnam percibe menos de la mitad de lo que ingresa Venezuela por petróleo, y sin este hidrocarburo, sin oro, si hierro, sin aluminio pero con vietnamitas genera un PIB cuatro veces mayor que el nuestro.

Ese potencial lo distribuye entre sus ciudadanos. En Vietnam todos los servicios funcionan, los hospitales son modernos y extraordinariamente dotados, la educación es de primer mundo, no existe la palabra inseguridad en sus diccionarios…y no hay gastos militares. La nación es una demostración de lo que se logra con inteligencia y dentro de parámetros modernos de economía. Los hombres y mujeres de Vietnam dejaron atrás el pasado guerrero y sin exclusiones consolidan un emporio económico “comunista” envidiable.

Tomado de la mesa del periodista José Angel Borrego