miércoles, 28 de diciembre de 2011

Al Terminal de PLC lo rodea un desastre

La calle Concordia es la de huecos, la Esperanza la de la oscurana y la de las personas de la calle, la Juncal es corredor vial y la Democracia es la que siempre está congestionada.













Puerto La Cruz.-  La calle Concordia es la de los huecos y la basura, la Esperanza la de la oscurana y la de las personas de la calle, la Juncal es corredor vial y la Democracia es la que siempre está congestionada. Son cuatro calles que mantienen un fuerte tráfico de peatones y vehículos durante el día, pero cuando cae el sol lo peor de la vida nocturna queda en evidencia alrededor del puerto terrestre.

José Salazar es gandolero y está de vacaciones en casa de su familia, ubicada en la calle Esperanza. El viernes se hallaba sentado en plena acera.

Desde ahí veía a todo el que pasaba. “En la época de Navidad esta calle vive llena de gente”, así ha sido desde hace 62 años, tiempo que tiene residenciado en el lugar.

El problema, según José, es durante la noche, cuando los faros no prenden. “Ése -señala a uno que tiene frente a él- tiene meses, casi un año, malo”.


Al trabajador y su familia le preocupa la penumbra, por eso se encierran a partir de las 9 de la noche, pero a otros parece no importarles mucho. Con oscuridad, “los borrachitos y la gente del mal vivir hacen de las suyas. Gritan, hacen sus necesidades en cualquier lado y tienen hasta relaciones sexuales”. Según el portocruzano, también se escuchan tiros, “aunque en este mes no sabemos sin son balas o cohetones”.

Bien lo saben quienes trabajan en la estación de servicio El Terminal, que queda en la esquina de la calle Esperanza con Juncal. La bomba abre las 24 horas del día, al igual que la cauchera que funciona en el lugar.

José Manuel Fuchs es el encargado del establecimiento y se queja de lo mismo que el gandolero. “Hay muchos borrachos, prostitutas, transformistas y hasta locos”. Los baños que eran de uso público tuvieron que cerrarlos, porque según explica José Manuel, algunos desconocidos se llevaron hasta la poceta y el lavamanos. “Ahora sólo se los prestamos a los clientes que lo necesiten para una emergencia”.

Pedro Martínez es un chofer que aprovecha para hablar de lo que él considera un abuso de los conductores. “Chico no respetan el semáforo (el de la calle Juncal con Democracia). Pasan volados y el que tiene la luz, tiene que detenerse. Deberían poner a un fi scal a vigilar que se cumpla la señalización”.

Sí lo hay, pero es quien controla que se cumpla el corredor vial de 7 de la mañana a 7 de la noche. Durante el fi n de semana algunos fueron remolcados, y debieron pagar 5 Unidades Tributarias (UT). El tráfico también es un problema para muchos. “Al mediodía es cuando se ve el tráfico súper pesado”, comentó Leisis Velásquez, una

señora que tiene 26 años en el primer puesto que se ve cuando se entra al terminal.

“He visto arrebatones, peleas y pare usted de contar”. Por eso Leisis le pidió al Niño Jesús, lo que muchos seguramente hicieron. Mayor seguridad para que José esté tranquilo afuera de su casa, José Manuel pueda prestar un buen servicio y ella poder vender sin miedo.

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