lunes, 5 de diciembre de 2011

UTOPIAS DE BORREGO: ENEMIGO


Otro lector, más molesto aún, aunque con verbo respetuoso me pregunta si soy enemigo de Chávez y si creo que todos los males del globo son atribuibles al Presidente. Absolutamente NO a las dos interrogantes. No soy enemigo del Presidente Hugo Chávez porque no asumo sus excesos personales como algo personal. Me explico. El Presidente reacciona en excesivas ocasiones de forma personal. Él toma cualquier asunto como si se tratara de una embestida en contra de su persona y no como protesta a su manera de gobernar. Eso no debe suceder con un jefe de Estado demócrata. Tendría que ser más tolerante aunque en su interior destile bilis. Necesita aparentar mayor ponderación pese a que sus venas se insuflen de lava volcánica.

Eso es lo que diferencia a un estadista de un vulgar periodista, como es mi caso. Y sin embargo intento que mis señalamientos se enmarquen dentro de la civilidad posible. Me molesta que tengamos un presidente que no entienda que el ciudadano no es el enemigo. Que el empresario puede ser constreñido a cauces tolerables de sensibilidad social. Que el jubilado reclama con estridencia sus churupos porque no tiene a nadie más a quien acudir. Que la sociedad se siente vulnerada con cada invento del desbocamiento gubernamental. Pero aun así, no son sus enemigos porque con seguridad habrían querido que tuviera éxito. Y aunque todos los males del globo no son atribuibles a Chávez, los de Venezuela no encontramos como endosarlos a otros. Me gustaría decir que Obama es culpable del desastre eléctrico. Y que Juan Manuel Santos es responsable de la especulación. Quisiera tener razón si pienso que Calderón inventó “la percepción” de inseguridad en que vivimos. Que la costarricense Laura Chinchilla impide que se construyan viviendas de verdad-verdad y que el panameño Ricardo Martinelli sabotea el desarrollo de nuestro turismo.
 
Que el FMI y el Banco Mundial conspiran para que los millones de dólares diarios que ingresan tan solo por petróleo drenen hacia Bolivia, Cuba y Nicaragua. Y que la improductividad de las empresas básicas se atribuya a Sebastián Piñera. Pero no, todo es culpa de Hugo Chávez.

Tomado de la Mesa de Redacciòn del Periodista José ÁNGEL Borrego.

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