Expediente Público.- José Ángel Borrego. El país se embochinchó políticamente.
Pareciera que esa inestabilidad conviene a ambos bandos por igual. El Gobierno
no sabía a qué atenerse porque Chávez resulta tan imprevisible que a nadie
hubiera extrañado que se presentara ayer a jurar su mandato como pauta la Carta Magna. Y la oposición,
aunque sabedora de que el curso de los acontecimientos desde el perfil “legal”
sería el que asumió el TSJ, introdujo más fosforitos a la llama para avivar el
debate. Tal vez aspira que la gente comprenda que la razón los asiste. Y ante
toda esa alharaca el ciudadano de a pie, incluido el que maneja su automóvil,
ni se percató del bochinche hasta que encendió su equipo de radio y TV y
tropezó con una cadena interminable donde Maduro estrenó un deje cubano que inédito. Quienes
escuchaban radio deben haberse sorprendidos cuando supieron que era el
vicepresidente quien el orador con tono inconfundiblemente cubanófilo. Porque
prestar atención a los discursos era tan poco inteligente como los mismos.
Aquello fue una catarata de adulancias interesadas de quienes aspiran seguir
succionando la ubre de Venezuela. Era tan evidente que descartamos el que
alguien de nuestro patio no lo haya captado. Aparte de que los viajeros no
gastaron ni medio. Todo lo pagó el Tesoro venezolano. Y por lares opositores
las intervenciones contrarias a la decisión del TSJ brotaron encendidas, aun a
sabiendas de que para nada influirían en la conciencia oficialista. Un alboroto
poco productivo, incluso mirándolo solo como una distracción política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Lea atentamente
Recuerde nuestra política de publicación de comentarios: Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Aquel usuario que incluya en sus mensajes algún comentario violatorio del reglamento será eliminado e inhabilitado para volver a comentar.