La Policía de Urbaneja
cuenta con un decibelímetro, que no es utilizado pues el procedimiento debe
realizarse con la autorización del supuesto infractor
France Velásquez/El
Faro.-Los ruidos son parte del día a día de todos, sin embargo en algunas
ocasiones pueden generar graves impactos auditivos e incluso contribuir a la
contaminación sónica. Sin embargo, la sociedad parece adaptarse a los bullicios
diarios: Las bocinas de los carros, el transporte público, locales nocturnos,
industrias o aeropuertos pueden generar efectos irreversibles al sistema
auditivo sin darnos cuenta.
Katyoska Gil es foniatra y
aseguró que el oído funciona constantemente, incluso cuando se está durmiendo.
“Este importante sentido es muy delicado y capaz de transformar ondas sonoras
en impulsos nerviosos que interpreta el cerebro”.
Comentó que cuando el oído recoge señales sonoras de alta presión pueden generar daños a las células vellosas y causar dificultades en el habla, sonidos distorsionados, fatiga auditiva, otitis media-aguda, alteración timpánica o perforación, etc. “Existe un umbral de confort normal para escuchar que está entre 60-70 decibeles. Si una persona se expone consecutivamente al ruido de una discoteca que por lo general está en 130 decibeles, es posible que pierda el 10% de la audición”, aseveró Gil.
La realidad
Para nadie es un secreto
que Lechería como en otras ciudades del país y del mundo no escapa de la contaminación
sónica. Sin embargo en el municipio Urbaneja desde el año 2005 existe una
ordenanza que regula el exceso de sonido.
Este ordenamiento
municipal tiene por objeto reglamentar las actividades que producen ruidos
molestos y contaminantes al medio ambiente, a través de normas y procedimientos
para prevenir, controlar y sancionar sus fuentes generadoras en lechería.
Robert Gómez es el Jefe de Servicios Generales de la Policía de Urbaneja, el
instituto competente para aplicar las medidas en cuanto a la ordenanza sobre la
contaminación por ruido en la localidad.
“A diario todo nuestro
equipo está recorriendo la ciudad para resguardar a los ciudadanos. Desde el
día jueves hasta el domingo reforzamos el grupo porque es cuando más personas
se encuentran disfrutando de los espacios públicos” explicó el oficial.
Asimismo afirmó que en
Lechería los ciudadanos han respetado los niveles de ruidos tolerables, desde
controlar la música en lugares públicos, eventos en ambientes interiores y
exteriores o ruidos emitidos por vehículos.
“Regularmente no se
sanciona a personas por el exceso de ruido, sino que es un motivo para abordar
al ciudadano y revisar su documentación. En caso de que estos no estén en regla
se realiza el procedimiento legal”, expresó Gómez.
Indicó que en la Policía
de Urbaneja cuentan con un decibelímetro, un instrumento de medición para
niveles sonoros generados en interiores y exteriores, que no es utilizado
porque debe realizarse con el permiso del ciudadano que incurre en la falta.
¿Y se cumple la ley?
Sí, la policía de Lechería
se encarga de que los habitantes y locales de la ciudad mantengan un nivel de
ruido tolerable, pero según fragmentos del artículo 13º de la ordenanza
municipal sobre la contaminación por ruido:
Se consideran medidas
preventivas: La suspensión de la fuente generadora de ruido, el cierre temporal
del establecimiento y la suspensión temporal de la Licencia de Actividades
Económicas. Las medidas preventivas se aplicarán de la siguiente manera:
A. Cuando el resultado de
la medición sea entre un 35% y hasta un 40% superior al nivel del ruido
tolerante, se procederá a la suspensión de las fuentes generadoras de ruido.
B. Cuando el resultado de
la medición sea más de 40% y hasta un 45% superior al nivel del ruido tolerable,
se procederá al cierre temporal del establecimiento.
Sin embargo, ¿pueden los
funcionarios cerrar un establecimiento si no utilizan un decibelímetro para
medir el nivel del ruido?
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