José Ángel Borrego.- Elías Jaua
saludaba esta misma semana con beneplácito, que la Iglesia Católica intermedie
en el conflicto gobierno vs. estudiantes. También otros factores de la sociedad
se pronunciaron en similar dirección. De manera que los obispos, agrupados en
la CEV, iniciaron una discusión profunda al respecto, no para ser árbitros de
una disputa, sino para que el Gobierno conociera la posición de la Iglesia en
el conflicto. Y por ello, bien probable que aupados de alguna manera por el
Papa Francisco o por el Cardenal Parolin, secretario de Estado del Vaticano, la
Conferencia Episcopal se pronunció con la firma de todos los obispos del país, aun aquellos que
como Monseñor Mario Moronta son percibidos como pro-chavistas. Fue por esta razón que el gobierno desde sus intersticios inició una campaña soterrada de desprestigio contra los líderes eclesiásticos para que el ciudadano leyera el documento con desconfianza hacia la institución que en los actuales momentos disfruta del mayor prestigio en el país. Esto conlleva a que nosotros reconozcamos nuestro error cuando imaginamos que el gobierno ganaba tiempo para resolver el escollo sin muy alto costo político en su contra. No es así. Por alguna razón que confesamos desconocer o no intuir, el oficialismo no desea paz ni tranquilidad en el país. Algo hay anotado en la agenda de Nicolás Maduro que justifica la reticencia del alto gobierno y de los más conspicuos líderes de la Nomenclatura por encontrar caminos hacia el entendimiento. No creemos que sea le elección el año próximo de la AN, porque el chavismo la tiene ganada de calle. Tanto que en Anzoátegui de 7 a 1 que resultó la última medición, ahora es bien probable que exista un 1 a 7 a favor del oficialismo. De tal forma que nos rendimos. No percibimos la respuesta.
como Monseñor Mario Moronta son percibidos como pro-chavistas. Fue por esta razón que el gobierno desde sus intersticios inició una campaña soterrada de desprestigio contra los líderes eclesiásticos para que el ciudadano leyera el documento con desconfianza hacia la institución que en los actuales momentos disfruta del mayor prestigio en el país. Esto conlleva a que nosotros reconozcamos nuestro error cuando imaginamos que el gobierno ganaba tiempo para resolver el escollo sin muy alto costo político en su contra. No es así. Por alguna razón que confesamos desconocer o no intuir, el oficialismo no desea paz ni tranquilidad en el país. Algo hay anotado en la agenda de Nicolás Maduro que justifica la reticencia del alto gobierno y de los más conspicuos líderes de la Nomenclatura por encontrar caminos hacia el entendimiento. No creemos que sea le elección el año próximo de la AN, porque el chavismo la tiene ganada de calle. Tanto que en Anzoátegui de 7 a 1 que resultó la última medición, ahora es bien probable que exista un 1 a 7 a favor del oficialismo. De tal forma que nos rendimos. No percibimos la respuesta.
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