Haciendo abstracción de la violación del texto magno por el CNE (quien de forma írrita actúa cual Asamblea Constituyente y modifica lapsos de mandato establecidos por Apostemos también a ello. Siendo así podría ser tanto ventaja como menoscabo la anunciada partida porque en esa fecha medio país estará pendiente de las primarias de oposición cuyos resultados se conocerán apenas 8 días después y acapararán la atención informativa nacional e internacional, opacando, quiéralo o no el Presidente, su gesto inicial.
Posteriormente el abanderado de toda la oposición, haciendo énfasis en ello, intentará arropar al país con un discurso, sino novedoso, al menos inédito lo que también constituye un refuerzo para el candidato opositor. Y luego, este último cuenta con siete meses para hacer su campaña lapso que podría no fatigar la paciencia de un elector que está y seguirá siendo bombardeado por campañas infinitas de publicidad electoral aun con efectos subliminales. En cuanto al candidato opositor, nace con una desventaja congénita traducible en 13 años de ejercicio presidencial sin que el prestigio de Chávez disminuya de 50 % aunque el PSUV acopie 33 %. Y una maquinaria gubernamental ahora más compenetrada con la necesidad del éxito por razones de diversa índole. Es decir, un tren arrollador que amenaza con transportar el triunfo a un costo que la oposición no podrá equiparar en cuanto a gasto publicitario y al uso de recursos exógenos. 
Ya en Carabobo el PSUV quiere enjuiciar al gobernador por similar conducta a la que asumen los gobernadores oficialistas. De manera que los mandantes opositores estarán constreñidos por la amenaza contralora que no pesa sobre sus rivales. Uno y otro tienen piedras en el camino. Como diría CAP, amanecerá y veremos.
