LA PATILLA.COM.- El sábado 10 de julio del año 2010 un alud de tierra del Cerro
Venezuela derrumbó un muro perimetral en el conjunto residencial
Vanessa, Municipio Simón Bolívar. La situación, por fortuna, no terminó
en tragedia, pero es la primera advertencia para los moradores de los
complejos habitacionales aledaños a la imponente formación geológica que
comparten Barcelona y Lechería, ciudades del eje norte del estado
Anzoátegui.
Sobre las causas de este desmoronamiento proliferaron múltiples versiones. La más aceptada —aunque jamás investigada por ningún organismo oficial— apunta a la acción de una empresa constructora de una obra pública que extrajo piedras y tierra en la parte alta del cerro.
La presunción comunal y de particulares es que transportar relleno
desde el estado Sucre resultaba costoso, de allí que extraerlo sin
problemas desde el Cerro Venezuela abarató tal requerimiento.
Al concluir la actividad, quedó un hoyo considerado por los expertos
como una “olla hidrográfica”, en la que actualmente se acumula un nivel
de agua inusual por efecto de las lluvias y se filtra por las paredes
frontales de la montaña, además por el subsuelo.
A más de dos años del desplome, el riesgo sigue latente y los
llamados de advertencia resurgen en momentos que persiste la
inestabilidad en este ecosistema y hasta ahora permanece igual de herido
el cerro.
También porque el comercio avanza con fuerza llevándose de frente el
equilibrio topográfico. El silencio comunitario y la pasividad
gubernamental parecen conjugarse para sentenciar el presente y el futuro
de esta zona.
“La olla hidrográfica generó que acumulara bastante agua”
El ingeniero civil Jesús Rosas, director de Protección Civil (PC) en
la jurisdicción de Urbaneja, explicó que el material rocoso en el Cerro
Venezuela está compuesto de Lutita, que absorbe bastante agua y se
fragmenta con facilidad.
“La olla hidrográfica generó que esta parte del cerro acumulara
bastante agua e incrementara su peso en las laderas. Cayeron unas 156
toneladas de tierra sobre el área de estacionamiento y maletero del
conjunto residencial Vanessa”.
Una vista desde lo alto del cerro justo en el área del suceso permite
apreciar que se ha retirado la tierra del lugar. “Pero persiste la
falla, porque las escorrentía de agua que generó esa olla hidrográfica
ha hecho que drene una beta de agua y sigue erosionando el subsuelo del
conjunto residencial”, indicó Rosas.
Insiste que esta infiltración de agua ha ido más allá de este límite.
“Pudimos diagnosticar que parte de este problema se ha extendido hasta
la misma iglesia Santo Domingo”, añade.
El vocero de PC en Lechería rememora que en 2010 se desarrollaron
reuniones con los vecinos y representantes de entes públicos como el
Ministerio del Ambiente. “Encontramos después de un mes de evaluar esta
problemática que todo fue causado por trabajos autorizados cerro arriba.
Fueron cambiados los cursos de agua y esto ha terminado por afectar a
los conjuntos residenciales”, apuntó.