Barcelona.- La mujer que
en un ataque de rabia le quemó las manos a su hija de siete años en las
hornillas de una cocina huía de la justicia desde el pasado 20 de diciembre de
2014.
Pero, a las 9:00 de la
mañana de ayer, oficiales de la Policía Internacional (Interpol) destacados en
el aeropuerto internacional de Barcelona, al mando del comisario Gustavo
Hernández, le pusieron “los ganchos” cuando la ciudadana se disponía a dejar el
país.