Más allá del profundo pesar que tiene que haber representado para Eduardo Fernández verse obligado a renunciar a competir por la candidatura unitaria de oposición debemos analizar esa y otras decisiones desde varios ángulos. Diríamos que a Eduardo le pasaron factura algunos acreedores del ejercicio de la política.Ya dijimos que María Corina Machado titubeó mucho y cuando al fin decidió promoverse los cuadros estaban comprometidos. Hay gente que no tiene sentido de la oportunidad y en el caso de María Corina esa omisión le resultó estrepitosa. En cuanto a Eduardo diríamos que se mantuvo excesivo lapso en el anonimato. Enclaustrado en el IFEDEC quizás macerando alguna decisión que lo catapultara a la candidatura. Pero olvidó que los tiempos han variado ostensiblemente y que el juego político es muy diferente al que se desarrolló en sus épocas de liderazgo público.
Sus estrategias, y quisimos alertarlo, no eran las más idóneas. Pero él creía en ellas y eso lo respetamos. Debió dimitir por insuficiencias, no desde el ángulo político y menos aún de su capacidad gerencial de Estado, pero sí en el costo del juego electoral hacia su nominación. Eduardo conoce este país como pocos. Conoce al venezolano de manera profunda. Conoce las respuestas porque ha trabajado arduamente en la búsqueda de las mejores soluciones. Y sabe que lo que tenemos por delante no es fácil.
Por eso puso su nombre a la disposición del conglomerado electoral. De verdad lamentamos esta deserción porque es bien distinta a la de Oswaldo que una vez tuvo ocasión de ser presidente y sobreestimó sus fuerzas. O la de Pérez Vivas convencido de repetir en Táchira. Suponemos que sucederá igual con Ledezma ante el giro asumido por AD pero más que eso porque no tuvo la perspicacia necesaria para multiplicarse más allá de ABP y de los grupos que lo acompañaron. Esperó mucho para comprometer adhesiones que habría logrado con su innato olfato político. No supo aprovechar (en el mejor sentido) la repatriación de los restos de CAP que le habría resultado muy rentable. Y sus afectos en ABP no tienen la pegada necesaria para haberlo impulsado de abajo hacia arriba.
De manera que no sorprendería similar anuncio en Ledezma del que hizo Eduardo ayer domingo. Yéndose Ledezma el juego queda constreñido a tres jóvenes líderes que han demostrado alta capacidad político-electoral y mucha garra actualizada. Henrique Capriles, Leopoldo López y Pablo Pérez. Uno de ellos será el antagonista de Chávez con la más alta posibilidad de ser elegido presidente dentro de once meses.
De la mesa de trabajo
del periodista
José Angel Borrego
