LA PATILLA.- Flanqueada por el mayor río de Venezuela y rodeada por miles de
hectáreas de fértiles sabanas, la remota ciudad de Caicara del Orinoco
está llamada por el presidente Hugo Chávez a ser uno de los polos de
desarrollo más importantes del país petrolero, reseña Reuters.
Pero tras cinco años y 312 millones de dólares invertidos en la
soñada “Ciudad del Aluminio”, tan sólo puede verse el enorme esqueleto
de acero de la primera laminadora, unos cuantos galpones dispersos y un
par de vallas con la imagen del mandatario socialista lavadas por el
tiempo y el sol.
La obra, que luce prácticamente paralizada, es financiada por el
Fondo Nacional de Desarrollo (Fonden), la más importante partida
extrapresupuestaria alimentada por la bonanza petrolera que gestiona
discrecionalmente el presidente para impulsar proyectos estratégicos.
Una investigación de Reuters sobre el Fonden, que desde el 2005 ha
percibido unos 100.000 millones de dólares, mostró que existen desfases
entre los recursos que recibe, los que contabiliza, y el avance de las
obras que financia. En muchos casos fue imposible determinar la
evolución de las inversiones dada la escasa información pública.
Visto desde las polvorientas puertas de la futura planta, la Empresa
de Producción Social Servicios de Laminación de Aluminio (Serlaca) en
Caicara dista mucho hasta ahora de las grandilocuentes intenciones del
presidente.
Según la Memoria y Cuenta 2011 de Serlaca, el proyecto tiene un costo
total de 650 millones de dólares. Aunque se ha ejecutado casi un 50 por
ciento de lo presupuestado en los últimos cinco años, la información
del Ministerio de Industrias muestra que la planta tenía a mediados del
2012 un avance del 26 por ciento.
Chávez, visiblemente frustrado por el insignificante progreso del
proyecto,