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lunes, 24 de octubre de 2011

UTOPÍAS DE BORREGO: SUELDOS DE CALIDAD



Henrique Capriles puso el dedo en una llaga. “El Estado no garantiza empleos de calidad”. Cuando se refiere al Estado suponemos que alude a la integración de gobierno con sector privado. Si es así tiene absoluta razón. Podría haber dicho “En Venezuela no existen empleos de calidad”. Porque no es sólo el sector oficial quien mantiene una mora de homologación con la realidad del mundo en que vivimos, sino la inmensa mayoría de las empresas de cualquier rubro incluidas las petroleras. En “la industria” como la denominan, ciertos personeros perciben un buen ingreso. 

No excelente, pero al menos satisfactorio y capaz de cubrir los requerimientos mínimos de una familia: Alimentación. Vivienda, Salud, Vestido, Transporte, Esparcimiento y Ahorro. Si su sueldo no alcanza para todo eso usted está sub-pagado, sea por el gobierno o por la empresa privada. De allí que es importante, que además de saberlo, Capriles realice un trabajo de campo que le permita conocer el problema a fondo para ofrecer las respuestas adecuadas. En primer término debe implementarse el “Sueño Venezolano”
Determinar qué puede poseer cada ciudadano y cada familia adquirido con el fruto de su trabajo. Y que se instrumenten las medidas necesarias para concretar esas metas, que en Venezuela son muy factibles. Cualquier manejador de la Economía de Estado puede avalar esta afirmación. Y las cuentas de los dos sectores básicos mencionados ofrecen medios para establecer en nuestro país un salario mínimo de Bsf 5.000 que es apenas 1.162,79 dólares americanos al cambio oficial (que no existe). 
 
En USA, ese monstruo detestado por el oficialismo actual, un obrero de última clase devenga como mínimo 7,50 dólares la hora. Eso significa que si trabaja ocho horas diarias percibe 420 dólares semanales, es decir, 1.820 dólares mensuales. Ese trabajador por lo general es un inmigrante ilegal sub-pagado. El ingreso mínimo de un obrero similar con su Green Card duplica esa cantidad y más. Por ello el ciudadano en USA tiene acceso a la vitrina comercial y vive (con alguno que otro sobresalto) lo que ellos denominan el “American Dream”.
Tomado de la Mesa del periodista José ángel Borrego