Es difícil no pensar que la
discriminación en las tarifas, cobrándole a un extranjero 25% más que al
criollo, sea producto de xenofobia oficialista. Nos preguntamos ¿por qué ese
usuario extranjero debe poner ese dinero extra? ¿Tendrá mejores asientos? ¿Más
seguridad? No, para nada. La referencia válida se encuentra en el modelo
comunista cubano: Allá es un hecho que el
nacional es el pobre. (LP)