Alguien dijo que a la gente hay que rendirle los honores que merece en vida. Pero los venezolanos no somos muy propensos a ello pese a que nuestra esencia no es mezquina. Al contrario, somos amplios y generosos. Pero muchas veces olvidamos los “pequeños detalles” que hacen grande a una persona. Y más grave aún, desestimamos los grandes episodios que trazan la grandeza de nuestros congéneres. Nos llama a la reflexión que la Dra. Marisol Graterol deArreaza, cirujana plástica de impecable trayectoria que le ha valido el prestigio inmenso de que disfruta en su profesión, hace casi dos años, fue electa presidenta de la Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica y Reconstructiva en el rango nacional y que sepamos ningún medio de comunicación le ha ofrecido la relevancia a este episodio. Que lo tiene porque la Dra. Marisol es la primera mujer que ocupa ese cargo dentro de su Sociedad. 
Que ella es portocruzana, anzoatiguense y oriental. Es decir, es nuestra. Es un ícono del gentilicio pleno de orgullo que debe insuflarnos a todos. Y en lo personal es una dama. Una mujer en el más amplio y virtuoso sentido de la acepción. Una madre orgullosa de sus tres hijos, que como ella, hacen briosos esfuerzos por descollar. Una esposa, casada con el también médico Mortimer Arreaza, cardiólogo que asume una representatividad envidiable en el país.
Pero por encima de todo, en su religión profesional, la Dra. Marisol Graterol es una cirujana que profesa el máximo pundonor en el altar de su vocación médica. Por sus manos, delicadas y prodigiosas manos, han desfilado miles de rostros y de cuerpos humanos que han recibido la sapiencia que le ha brindado su esfuerzo, su entrega absoluta a la hermosa decisión de su vida. Y aun así, con tantos apretujos en una agenda que imaginamos ahíta de cosas relevantes, ella ha dedicado también su voluntad al ejercicio gremial habiendo recibido el reconocimiento nacional y no pocas veces universal a su talento. Son cosas que nunca debimos haber omitido por tanto tiempo. Son nuestra propia historia como venezolanos prodigiosos.
Tomado de la Mesa de Redacción del periodista José ángel Borrego