Expediente Público.- HABÍA
UNA VEZ…UN ALCALDE... No existe, para un
político, nada más triste que ejercer un cargo público y no dejar siquiera una
huella por la cual ser recordado. Me refiero a una huella positiva en la
gestión que permita a propios y extraños evaluar, de alguna manera, el grado de cumplimiento que ese funcionario
público proporcionó al mandato que le fue otorgado.
El caso de un Alcalde es
el más visible, el burgomaestre es el hombre electo por los ciudadanos para
gerenciar la ciudad donde conviven esos electores. El alcalde debe dejar una
obra visible y palpable tanto para los ciudadanos del Municipio, como para los
visitantes, le recordarán por ello. Caso contrario, la gestión pasa
desapercibida y en poco tiempo nadie recuerda que por allí paso un alcalde del
que no se conoce una sola obra.