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lunes, 10 de septiembre de 2012

¡Susto! Compraventa de huesos es un negocio sin freno en cementerio de Barcelona. Santería bajo la lupa de autoridades


Intrigados y molestos se sintieron los familiares de Isabel Figueroa de Herrera, cuyos restos y los de su esposo reposan en ala norte del cementerio de Barcelona, capital del estado Anzoátegui, al notar que la lápida del sepulcro había sido violentada.
  
La Patilla.Com.- “Nos fijamos al llegar una mañana, que es cuando solemos venir a limpiar”, dijo una de las hijas, quien solicitó no ser identificada en tono agrio al recordar lo sucedido. “Ordenamos a un albañil reparar la lápida, porque por acá hay tumbas abiertas y se escucha que roban huesos y esas cosas”.
Y es que en el camposanto que abarca más de cinco hectáreas en el municipio Simón Bolívar, están disparadas las alarmas y la sustracción de huesos es una actividad clandestina. Basta con un simple recorrido para observar ataúdes vulnerados, fosas ahuecadas y lápidas levantadas.
En los alrededores -sobre todo en las zonas más apartadas- se contemplan bolsas negras con gallos, gallinas u otros animales tasajeados, descompuestos, cabellos, muñecos de tela como los usados en prácticas vudú. La escena se mezcla con olores pestilentes tan fuertes que pueden hacer más que revolver el estómago.

Tal panorama lo conocen las autoridades locales, y quienes supervisan el funcionamiento de este lugar al que acuden los deudos de seres queridos a cambiar flores, rezar, asear y enterrar sus muertos.
Los proveedores de huesos conocen mejor el cementerio y sus laberintos
Ocultos permanecen los proveedores, aunque el dedo acusador de usuarios, usuarias y de la administración del cementerio apunta a los seguidores de la santería y los paleros como clientes y demandantes de este material.
La acusación directa e indirecta la formulan por ser estas personas oficiantes se una religión, cuyos ritos y ceremonias requieren de osamentas.
Nadie cuenta en público cómo ocurre esta situación. La sola mención del tema espanta a sepultureros y trabajadores de mantenimiento que llevan años en esta instalación capitalina.
Este asunto es un tabú en Barcelona y Puerto La Cruz, aunque en ambas jurisdicciones el precio del “encargo” varía según las necesidades del comprador y del vendedor. Lo más solicitado son los cráneos. Hay quienes piden huesos de pierna y brazo, sin que esto excluya un esqueleto completo.
El comprador o compradora generalmente retira lo solicitado fuera de lugar, lejos de la vista de todos. Nadie quiere exponerse a ser aprehendido por la policía. La única condición es llevar el dinero acordado entre las partes a la hora y sitio indicado.