EXTRAÑA ACTITUD
Habíamos tratado el tema con mucha
cautela y rehuimos ahondar para no herir susceptibilidades en el crítico lapso
de campaña. Pero llegado el fin de este periplo queremos tocar algunas llagas
que supuran en el cotarro opositor. Nos referimos al comportamiento de AD y
Copei, como partidos, en su aporte a la campaña de Henrique Capriles. AD, por ejemplo,
en ocasiones en que tenía interés en
atraer a su vieja militancia convocó al “orgullo de ser adeco”. Y dio
resultados todas las veces. Recordamos las últimas con Claudio Fermín y Alfaro
Ucero que movieron masas importantes. Y la primera, tal vez, cuando Carlos
Andrés Pérez decidió ser el abanderado blanco. Pero para Capriles no existió
ese propósito aunque alguien anunció que se trabajaría en tal dirección. Ignoro
si en AD no quedan figuras con calidad emblemática que rememoren a Rómulo, a
Leoni, a CAP y a otros líderes que fortalecieron con su espíritu a la tienda
blanca. Pero AD no hizo esfuerzo alguno por revivir el espíritu que hizo que
Betancourt pronunciara aquella sentencia de que “adeco es adeco hasta que se muere”.
Extraña actitud porque podría
haber una pobre cosecha de votos blancos el domingo lo que perjudica al partido
para futuros retos. Igual sucedió con Copei. El partido verde se sumió en su
propio escozor y nunca invitó a su antiguo aforo para que retornara a la lucha
socialcristiana. De manera que hasta el domingo no sabremos si los adecos y
copeyanos que se hicieron chavistas, reincidieron en apoyar al Presidente o
prefirieron solidarizarse con la democracia, con la libertad y con el futuro.
SI GANA CAPRILES...
Los parámetros varían
ostensiblemente. No porque sea Capriles sino porque no es Chávez. El chavismo duro no excede el 10 %. El resto se
plegará al ganador. No saltando talanqueras sino ofreciéndole el beneficio de
la duda como mínimo. Y Capriles tiene un “paquetazo” al que le teme el chavismo
porque contiene las fórmulas para gobernar. Para compartir las riquezas del
país. Para hacer del agro la herramienta de nuestra independencia alimentaria.
Para hacer del turismo el nuevo petróleo. Para finalizar con la “era de Don
Regalón”. Y para diseñar una cobija más ajustada a nuestra humanidad que nos
arrope a todos con similar calor fraterno. Y la “luna de miel” que siempre
existe entre el pueblo y el gobernante elegido al menos durante seis meses,
podría extenderse de manera automática hasta por seis años, desde luego si
Capriles logra frenar los ímpetus de sus aliados y permite que gobiernen los
mejores por encima del color partidista. Si Capriles impide una rebatiña de
posiciones “atractivas” para quienes no tienen buenos propósitos. Si Capriles
evita los “anillos de seguridad” que lo divorcian de la gente. En breve
síntesis, si Capriles compila los recursos del país para brindarles la mejor
distribución. Esa perspectiva es más viable que pensar que Chávez podría
cambiar su estilo de grandilocuencia, de narciso, de patriota y de mitómano,
además de creerse dueño de la petrochequera del país con la anuencia de una Asamblea
Nacional lambucia, corrupta y jalabolas.
Tomado de la mesa de trabajo
del periodista
José Angel Borrego