UTOPÍAS DE BORREGO: ¿ANZOÁTEGUI TURÍSTICO?

José Ángel Borrego.- Hemos escuchado del gobernador Aristóbulo Istúriz su intención de convertir a Anzoátegui en “estado turístico”. Loable pretensión. Es más, la creemos que factible por donde se le mire. O mejor, por donde la escudriñe cualquier persona con par de dedos de frente. El problema se presenta cuando quienes han sido comisionados para concretar le pretensión, personeros del poco productivo entorno, tienen la frente peluda y no pueden cocinar ideas por elementales que fueren. Entonces ocurre lo que hemos visto en estos últimos 15 años y que no requiere de lupas para apreciarlo. Un estado Anzoátegui, anteriormente ícono turístico del país con alguna referencia internacional, hoy convertido por obra y gracia de políticas de esterilización cerebral en un erial mísero en turismo y en muchas otras metas que comentaremos. Una amiga que recibe “Utopías” en Valera recuerda que visitó Puerto La Cruz por penúltima vez en agosto de 1987 y se llevó la mejor impresión, pero estuvo en diciembre del año pasado arrepentida de haber vuelto. No es que exista intención por destruirlo todo en algún funcionario avieso. Es más simple. No existe suficiente materia gris ni siquiera para eso, mucho menos para construir. Son loables las intenciones del profesor Istúriz el problema radica en aquél viejo dicho tan popular: “¿Con que trasero se sienta la cucaracha?”.

ERROR ESTRATÉGICO.- José Ángel Borrego.- Diosdado sabe que por instancias de ese “maestro que tuvo por 14 años” se aprobó en el parlamento que los delitos de corrupción no prescriben. Desechar una investigación porque es el director de la orquesta no conlleva a nada bueno porque todos los números, incluso los chimbeados el 14-4 para darle el triunfo a Maduro, definen una conducta electoral en el país que se acentuará en la opinión pública ante la imposibilidad del gobierno de corregir el rumbo económico. Es decir, en palabras más claras, en el futuro inmediato se torna muy dificultoso que el chavismo gane una elección. Desde esa visual panorámica, más temprano que tarde los implicados en el audio de Mario Silva (quien deberá exiliarse para evitar la mazmorra) culpables o no, enfrentarán a una Justicia con jota mayúscula, que aspira uno busque comprobar la fidelidad del audio con laboratorios tecnificados, que los hay y muchos, en diversos países. O que dote al CICPC de los equipos necesarios para investigar ese y mil casos que han sido ocultados bajo la alfombra de la impunidad promovida por el régimen. Entre esos imputables estarán Luisa Estella Morales y Luis Ortega Díaz, como mínimo por denegación de justicia, subrogaciones ilícitas y actuaciones ilegítimas. Imagina uno que hay alguien por allí acumulando delitos

en dosieres bien abultados. Pudiera hoy Diosdado intentar cubrir las formas, solicitar una revisión “técnica” al audio y alguna que otra diligencia que lo exonere, al menos ante el chavismo de pueblo, que se torna harto capcioso.

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CAPRILES GANÓ

Tuve mis dudas por el resultado de aquél revocatorio que se solicitó contra el hoy difunto Presidente porque en horas de aquella madrugada arrojó, por obra y gracia de Jorge Rodríguez, una diferencia asombrosa de tres millones de votos favorables a Chávez. Precisamente esa ventaja nos apabulló y silenció por varios años a Enrique Mendoza. Ese es el problema de las grandes ventajas. Se hacen inmunes. Tuve también mis sospechas sobre otras consultas dada la costumbre del CNE de favorecer siempre a los candidatos del chavismo. Pero confieso que no sentí aprehensión alguna por los resultados del 7 de octubre y Chávez habría ganado esa elección aun sin ventajismo. Su padecimiento horadó la humanidad de suficientes votos como para triunfar sin las cartas marcadas. Pero los pícaros son así. No sienten placer si no embadurnan hasta la hostia. Y dados los acontecimientos sucedidos desde el 14 de abril hasta hoy ahora no me queda la menor duda de que Capriles ganó esa elección y con mucha holgura. Basta rememorar el mensaje de Maduro esa misma noche. Era un caldo de nervios sin excitación victoriosa. Luego la reculada a que lo obligaron Diosdado y Jorge Rodríguez. “¿Qué se habrá creído este guevón, que de verdad ganó?” imagina uno que se preguntaron Diosdado y Jorge al conminarlo a retroceder. Más tarde la rueda de prensa  de Tibisay mientras Nicolás viajaba a UNASUR donde tres presidentes evitarían que se aprobara el acuerdo de reconocimiento que debe ser unánime. Posteriormente las juri-aberraciones de la misma Tibisay y Sandra Oblitas. El destemple de Diosdado y de algunos ministros. La ensayada “cordura” de Maduro. No sé. Son demasiados síntomas. Excesivas evidencias. Muchos yerros para ser ganador. Un hartazgo de torpezas que demuestran cuánta falta les hace Chávez. (Y no es cierto que Chávez era quien represaba los demonios. Ellos no saben como liberarlos). Todo, absolutamente todo me obliga a pensar que Capriles ganó. No tengo la más mínima duda.

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MIOPÍA GUBERNAMENTAL

Antes los periodistas presenciábamos situaciones que hoy ni siquiera pensarlo. Una vez de metiches en Miraflores, siendo Luis Herrera presidente, se presentó Pepito Lander, a la sazón presidente del Metro de Caracas. Hizo algunas recomendaciones y se marchó. Vinicio Carrera, quien era ministro del MTC y secretario de Profesionales y Técnicos de Copei sugirió que debería echarse  al Ing. Lander por ser adeco. El presidente Herrera le dijo que era cierta la militancia blanca de Pepito Lander, pero que su más acendrada militancia era con el país y con el Metro, razón por la cual lo ratificó en esa posición. De inmediato, de forma muy política el presidente Herrera pasó a otro tema. Rememoramos el asunto al observar al país en los actuales momentos. Venezuela atraviesa por la inflación más gigantesca del planeta. Antes corría de tercera pero ya hizo cumbre. Ni hablar de Latinoamérica donde la única otra nación que excede un solo dígito es Argentina, copia al carbón de nuestro estilo de gobierno. Que Venezuela fue el país de América con menor inversión extranjera. Que Venezuela mantiene en cifras rojas su balanza de pagos. Que Venezuela es cada vez más dependiente del petróleo. Que en Venezuela las divisas ya no se divisan. Que Venezuela tiene que devaluar para recoger algunas migajas de la nueva referencia cambiaria. Pero aun así, con todas sus dolencias, estructurales casi, nuestros gobernantes se dan el lujo de rechazar a quienes con un poco de talento y cerebro diseñan proyectos de interés público que podrían realizarse sin financiamiento gubernamental, por el único hecho de que “ese señor no es chavista”. (Son miopes pero sienten pena de usar lentes).