Castigado por el desplome de sus
ingresos petroleros, el Gobierno de Venezuela ha tenido que encauzar su
menguante flujo de dólares para comenzar a cumplir con elevados vencimientos de
deuda a costa de recortar importaciones, incluso las de alimentos.
Este lunes el gobierno socialista
disipó los temores del mercado y anunció que cumplió con el primero de varios
vencimientos de bonos por 1.000 millones de euros, en un año donde Venezuela
debe cancelar otros 9.000 millones de dólares en compromisos de deuda externa.
De esta forma, demostró que sigue
ocupándose en pagar a los tenedores de bonos del mercado internacional y evitar
así poner en riesgo tanto los cuantiosos activos que el Estado tiene en el
exterior como la mayoría de las divisas que recibe por las exportaciones de
petróleo.
Pero para mantener la reputación
de buen pagador, el equipo de Maduro le ha pedido a la industria local más
sacrificios, en medio de una economía que entró en recesión el año pasado.
Dos fuentes de empresas privadas
que pidieron no ser nombradas dijeron a Reuters que en reuniones con el
Gobierno y el Banco Central se les informó que el flujo de divisas estaría
restringido hasta finales de marzo, después de que Venezuela cancelara unos
1.300 millones de dólares en vencimientos de deuda e intereses.
“El Gobierno nos ha dicho que hay
pocos dólares, y los que hay, deben ser administrados de la mejor manera”, dijo
una tercera fuente de un grupo productor de cárnicos, alegando que no han
recibido dólares para comprar materia prima este año.
“Queda claro que no somos
prioridad”, agregó.
El equipo de ministros de Maduro
admite que ante la caída de los ingresos por la venta de petróleo, que aporta
96 por ciento de los dólares, hay que revisar aún más a quien se le asignan
dólares.
“Se está buscando sanear la
distribución de divisas”, dijo a Reuters el ministro de Planificación, Ricardo
Menéndez, negando que se esté priorizando el pago de la deuda, pero admitiendo
una caída de los desembolsos.
“Si mantienes los niveles de
inversión (pública) y en algunos casos la expandes, y vas a tener menos
ingresos petroleros. ¿Cuál es la única clave? Que vas a tener que ser más
eficiente” (en la distribución de divisas), dijo.
A raíz de esta revisión, las
reservas internacionales del país se habían recuperado hasta un máximo de casi
dos años en febrero, aunque la escasez de productos básicos que acosa a los
venezolanos no cede.
Una fuente cercana al ministerio
de Finanzas dijo que el pago anunciado el lunes se hizo con un descuento de
1.330 millones de dólares a las reservas. También señaló que se ordenó
restringir hasta abril la entrega de divisas al resto de los sectores productivos.
“El mes de marzo será un mes
seco. La asignación de divisas es más corta que en enero y febrero”, dijo la
fuente que solicitó reservar su nombre.
ALIMENTOS
En 2014 las asignaciones de
divisas a la tasa más económica, que reciben sólo los sectores que el Gobierno
define como prioritarios, ya habían caído un 32 por ciento, según un reporte
anual del Ministerio de Finanzas. Más del 70 por ciento de las divisas
subsidiadas fueron a los sectores de alimentos y salud.
Pero a partir de 2015 el Gobierno
ha tenido que restringir aún más la venta de dólares oficiales y el efecto ya
se siente en la prioritaria importación de materia prima y productos
alimenticios.
“Ninguna empresa de alimentos ha
recibido dólares durante este año”, zanjó Pablo Baraybar, presidente de
Cavidea, que agrupa a la industria alimenticia local y representa a gigantes
como Polar, la mayor productora de alimentos y bebidas del país.
Y sin divisas para importar
materia prima, las líneas de producción están en riesgo de paralizarse, agregó.
La escasez es el principal
problema de Maduro, cuya aprobación, según encuestas, está alrededor del 23 por
ciento.
Cifras recientes de la respetada
firma Datanálisis indican que, al menos seis de cada 10 productos que los
venezolanos acuden a comprar, no se encuentran en los estantes. Cifras
oficiales de la escasez dejaron de hacerse públicas en 2014.
Maduro asegura que la oposición,
con apoyo de Estados Unidos, lleva a cabo una “guerra económica” con el fin
ulterior de desbancarlo y acusa a los empresarios de acaparar bienes para
generar una sensación de desasosiego.
El líder socialista solicitó
apoyo la semana pasada a los países aliados que integran la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur) para distribuir más bienes de primera necesidad en Venezuela,
según informó Ernesto Samper, el secretario del bloque. No informó si la
mercancía será donada por las naciones del bloque.
CONTROL DE CAMBIOS
En el marco del control de
cambios en Venezuela, las empresas deben comprar al Estado divisas para importar.
Los empresarios insisten en que este modelo, de engorrosos controles, está
haciendo agua.
Según Cavidea, en lo que va del
año, las empresas alimenticias acumulan una deuda con sus proveedores de 805
millones de dólares y aseguran que se están “prestando” entre ellas insumos
para mantenerse a flote.
Las compras desde el vecino
Brasil, donde los 10 principales productos que se importan son alimentos,
cayeron un 48 por ciento en enero, frente al mismo mes del año anterior, según
los reportes oficiales más recientes del gigante sudamericano.
Al principal puerto de Venezuela
llegaron en enero de este año 24 por ciento menos toneladas de productos y
materia prima que en el mismo mes del año pasado, según los registros diarios
que lleva la Cámara de Comercio de Puerto Cabello.
Para Nelson Quijada, presidente
de la Cámara de Comercio Venezolano-Brasilera, la drástica contracción en la
venta, en especial carne y pollo, continuó en febrero mientras se “adecua” el
funcionamiento del nuevo entramado cambiario venezolano.
Alejandro Grisanti, analista de
Barclays para la región andina, afirmó en una nota a clientes que las
autoridades en Venezuela han recortado en 50 por ciento la entrega de divisas
al sector privado este año.
Desde Barclays consideran que si
el gobierno mantiene esta contracción en importaciones, Venezuela estará en una
mejor posición para seguir pagando la deuda externa y disipar los temores de
incumplimiento en el mercado.
“Pero el costo en términos de
inflación y recesión será significativo”, escribió Grisanti. Reuters
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