Varios de los comerciantes de la zona norte del estado describen la experiencia de abrir un nuevo negocio como una fuerte prueba a la perseverancia en la que estás tentado a “tirar la toalla” que puede tomar meses hasta abrir la santamaría, aunque las alcaldías dicen tener un manual de procedimiento claro
EL FARO DEL MORRO/ Muchos hablan de la importancia de la inversión privada para el desarrollo de una ciudad y un país, de lo necesario que es que se diversifique el comercio con múltiples ofertas de productos y servicios, pero la realidad parece inclinarse por todo lo contrario, pues son muchas las múltiples ofertas de productos y servicios, pero la realidad parece inclinarse por todo lo contrario, pues son muchas las trabas que se le presentan a quien decide emprender un negocio “con todas las de la ley”.
Eso considera Luis Castro, quien decidió trasladarse desde la ciudad de Caracas a la zona norte de Anzoátegui en busca de una mejor calidad de vida y empezar su propio negocio: una fábrica de hielo en Nueva Barcelona. Su problema no han sido los numerosos trámites, que a pesar del tiempo que tardan en encausarse, le parecen “lógicos y necesarios”, sino la falta de “seriedad” de las compañías de servicios públicos.
“Llevo ocho meses esperando el servicio de agua. Ocho meses en los que he debido pagar el alquiler del local, sin poder obtener beneficio de él, pues no tengo cómo hacer que el equipo pueda funcionar, ya que el suministro principal es el agua,” explicó Castro.
Aunado a la falta del vital líquido para iniciar sus actividades, debió lidiar para tener el servicio de electricidad, que aún después de haber aprobado el estudio de factibilidad que debe realizar la empresa Corpoelec, y que debe materializarse luego de 20 días hábiles, no recibía la visita de los ingenieros y arquitectos.
El comerciante afirmó que además de no darle una respuesta contundente acerca del estado de su petición, debió invertir en la reparación de una de las costosas máquinas que posee por falta de uso.
“Pienso que el trabajo honesto es bueno para todos, pero mientras un buhonero conecta cables ilegales a la toma eléctrica de cualquier vecino que cancela su factura a tiempo, vende comida en la calle sin el permiso adecuado de sanidad y obstruye el tráfico con sus enormes tarantines, los comerciantes formales hacemos el esfuerzo de cumplir con las normas, pero las trabas que nos ponen son como para tirar la toalla”.
En Lechería
Algo similar le sucedió a Jesús Vélez, quien administra una pescadería gourmet que recientemente abrió sus puertas en Lechería. Aunque describe la atención del personal de la alcaldía del municipio como “atenta y agradable”, su experiencia para obtener el servicio de gas no fue igual. Poco más de un mes, luego de recibir el permiso de apertura, tardó la empresa en empezar sus funciones. “Estamos a disposición del tiempo que quiera dedicarnos el ingeniero a cargo”.
Rubens Cazorla, Director de Planeamiento Urbano de la Alcaldía de Lechería, explicó que los trámites son en su mayoría sencillos y que el tiempo promedio para recibir una respuesta de los entes gubernamentales es una semana (contando los días hábiles), pero no tienen injerencia en las decisiones de las empresas que prestan los servicios públicos.
En este sentido, la competencia de las alcaldías se limita a la velar por que se cumplan los permisos de construcción del inmueble y que estos no afecten el movimiento de la ciudad. Aunque los requisitos en las diferentes alcaldías son muy parecidos, en el municipio Urbaneja implementaron la creación de un manual que les permite agilizar la entrega y aprobación de documentos, con el fin de facilitarle el proceso a quien hace los trámites.
En Puerto La Cruz
No es diferente el procedimiento. Eusebio Ramírez, quien vende en su negocio todo lo relacionado con repuestos de vehículos, ubicado en la urbanización de Chuparín, admitió haber tenido que pagar “más de lo indicado” para acelerar el proceso.
“Sabemos que no es lo correcto, pero si tratas de cumplir las normas jamás podrás abrir tu negocio, o por lo menos esa no es una opción en Sotillo. Esperé aldedor de tres meses por la visita de los bomberos, ya que sin el permiso que ellos emiten no se puede operar, y esa larga espera significó para mí importantes pérdidas de dinero, aunque para ellos fue lo común. El día que decidieron venir no tardaron más de 10 minutos. De manera que parece que lo que esperan es que pagues más para que ellos hagan su trabajo”, dijo el comerciante.
Ramírez también agregó que culminar su carrera universitaria le resta tiempo por lo que debió recurrir a “Las Adelitas”, un grupo de mujeres que se conglomera en el Registro Mercantil de Barcelona y por una “comisión” de por medio, se encargan de tomar un número y hacer las largas colas para luego llamar al cliente y avisarle que ya puede ir a hacer sus trámites.
En Barcelona
Tanto en Barcelona como Puerto La Cruz, los requisitos son similares, pero en el municipio Bolívar los solicitantes deben aclarar qué tipo de negocio planifican abrir, pues no dan información general en todos los casos. Los documentos solicitados a continuación se deben consignar en copia y original.
La planilla del SABAT cita:
