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jueves, 11 de agosto de 2011

UTOPÍAS DE BORREGO: CRISIS AGAIN


Además de vivir en una Aldea Global como previó Marshall Mcluhan, lo hacemos también en un mundo umbilicado que percibe la más mínima señal de cada uno de sus componentes. En la anterior situación que conmovió hasta los cimientos de Occidente alguien le susurró al Presidente que dada nuestra acumulación de dólares seríamos baipaseados por el problema, lo que desde luego no ocurrió. Frente al actual drama ocasionado por la política caribe de algunos diputados republicanos, el Presidente, antes de que sus pitonizos hablaran, advirtió la posibilidad de que la crisis pudiera afectarnos.


 Y ya comienzan a sentirse los efectos epidémicos del bajón del espectro económico que en este país se refleja en los precios del petróleo (por ahora…) y se genera una gran incertidumbre ante el retroceso del mercado. Chávez ha percibido mejor los vaivenes de la globalización que sus ministros del área económica y por ello referíamos en días pasados que la economía es la “pata coja” del gobierno. Aunque no porque el Presidente entienda que habrá crisis los efectos se amortiguarán para nosotros, pero al menos sabemos a qué atenernos. Porque dependemos, no de los 40 dólares por barril con que se elabora el Presupuesto Nacional, sino a esa estimación, más el excedente y más los endeudamientos ya rutinarios. 

Distinto habría sido si los dólares adicionales se hubieran destinado al ahorro, no en los fondos presidenciales convertidos en desaguaderos, sino en cuentas e inversiones allende los mares como han hecho otros países miembros de la OPEP que hoy cuentan con reservas estratégicas para paliar cualquier crisis. Es algo tan sencillo que debería pensarse que los ministros del área se lo advierten al Presidente, pero no es así. Cada vez que al jefe del Estado se le ocurre alguna idea, Giordani, Merentes y el resto del gabinete económico brincan para encontrar los dólares con que financiarla. Uno entiende que Chávez –dicen eso- no acepta que se contradigan sus órdenes, pero en determinadas ocasiones no es contrariarlo, es orientarlo. Es corregir un rumbo errado. Es gobernar en equipo. Es trabajar por el país. Es no hipotecarnos. ¿Muy difícil entenderlo? 


Tomado de Utopías del periodista José Ángel Borrego