Según contó un obrero del camposanto de la capital anzoatiguense, los
santeros les pagan entre 1.500 y 3.000 bolívares a los malandros para
que saquen una calaver.
EL TIEMPO.- Sorprendida y sin palabras quedó la
señora Agustina Hernández cuando llegó al cementerio de la ciudad de
Puerto La Cruz y se encontró con que la tumba donde estaba enterrado su
hermano, había sido abierta.
“Fui el viernes a llevarle flores a
mi mamá y aproveché para pasar por la tumba donde están enterrados mi
hermano y mi esposo. Cuando llegué, no la encontraba, ¿y cómo?, si
destaparon el hueco, abrieron la urna de arriba donde estaba mi hermano y
se llevaron sus huesos”.
El ama de casa señaló que ya no hay
respeto por los difuntos, y por lo que pudo notar, hay unas cuantas
tumbas profanadas. Incluso donde había niños.
“Me dio mucha
rabia, indignación y sobre todo tristeza ver cómo dejaron la tumba.
Ahora tengo que buscar unos ahorros para mandarla a reparar, porque no
la puedo dejar así”.
Después de lo sucedido, Agustina se
preguntó: “¿Dónde está la vigilancia del cementerio de Puerto La Cruz?,
pues el lugar es un desastre. “Antes no se veía eso, se respetaba a los
difuntos y era un lugar sagrado. Esos son los paleros (santeros) que
profanan las tumbas para sus brujerías”.
Rosa Campos también
denunció que el cementerio de Puerto La Cruz está convertido en un nido
de antisociales y no lo limpian, pues es peligroso hay basura por todas
partes.
Lo mismo
En el cementerio
municipal de Barcelona pasa exactamente lo mismo. Hacia la parte de
atrás, hay varias tumbas que han dejado abiertas y sin los cofres de
madera.
Según contó un trabajador del lugar, quien ya tiene 10
años allí, los santeros les pagan entre 1.500 y 3.000 bolívares a los
malandros para que saquen una calavera, y si necesitan otras partes del
cuerpo, tienen otras tarifas.
“Después de las 11:00 am ni
nosotros pasamos a la parte de atrás del cementerio, porque allí siempre
hay malandros entre las tumbas esperando para robar y en la tarde y
noche, vienen los santeros”, dijo el señor.