Adquirir una lata de leche o un kilo de carne o
pollo se ha convertido en una odisea para quienes se ven en la necesidad de
pasar horas en las afueras de algún centro de expendio
El Tigre.- Su jornada laboral comienza a las 8:00 de la mañana, pero dos horas antes
Ingrid Rivero ya está en la cola del supermercado Bicentenario, ubicado a pocos
metros de la oficina donde trabaja.
La mujer, encargada de la limpieza en una empresa
localizada en un centro empresarial de El Tigre y donde laboran nueve personas,
se ve obligada a dejar de cumplir con sus funciones al menos dos días a la semana, a fin de poder adquirir leche,
pollo, carne u otros productos que estén vendiendo en el establecimiento.