Un testigo que supuestamente vio cuando mataron al sargento de la Guardia Nacional, estaría siendo interrogado por las autoridades, con el propósito de esclarecer el hecho.
Aunque no se reveló de quién se trata, si es un civil o no, fuentes militares aseguraron que el testigo ocular del asesinato de Harold Molina Maracay, de 31 años, maneja importante información al respecto, y por ello preservan su identidad e integridad.
También se conoció que el sargento de segunda Molina Maracay, además de haber sido abaleado y cortado en varias oportunidades, sufrió traumatismo encefálico.
Luego de las primeras investigaciones en torno al asesinato, las autoridades coinciden con la madre del militar ultimado, Criselia Maracay, en el sentido de que la víctima fue emboscada en medio de las montañas de Las Guabinas, donde lo torturaron y luego le quitaron la vida.
Harold Molina, quien estaba adscrito al Destacamento de Fronteras número 13 con sede en Colón, fue localizado hace una semana en estado de semidescomposición, luego de estar desaparecido por cuatro días, cuando en compañía de dos funcionarios se encontraba cumpliendo una orden de un tribunal, inherente a la tala indiscriminada en esa zona montañosa.
Ese martes 5 de abril, en horas de la tarde, luego de detener a unos supuestos infractores, Molina Maracay se internó nuevamente en la montaña al escuchar el ruido de una motosierra, que provenía de allí. Instantes después, sus compañeros escucharon un disparo y un grito en demanda de auxilio de parte del sargento, pero al acudir en su ayuda, ya no lo hallaron.
Entre la vegetación quedó una cámara fotográfica que el militar usaba para fijar, en gráficas, la acción devastadora de la tala indiscriminada; sin embargo, ya no había ninguna pista de su paradero.
Un amplio dispositivo de búsqueda, en el cual participaron hasta 200 hombres, se inició horas más tarde. La zona fue completamente "peinada" durante cuatro días, hasta que finalmente, el sábado, en horas de la mañana, localizaron su cadáver entre la espesa vegetación.
Junto al cadáver hallaron su pistola de reglamento, sus dos teléfonos celulares y su cartera o billetera, aún con dinero, por lo que inmediatamente se descartó como móvil el robo. (MB)