José Ángel Borrego.- “Uno nace lleno de esperanzas…”
Escuchaba hoy el viejo tango (Uno)
y pensaba en Venezuela. La Venezuela que comencé realmente a conocer cuando
Pérez Jiménez fue derrocado y tomamos conciencia de que había algo que hasta el
momento desconocíamos: la política. En aquellos años de infancia y adolescencia
jamás escuchamos hablar de algún partido político y menos de sus líderes,
exiliados unos y asesinados muchos. Mi bautizo con ese devenir fue cursando
primer año en el Liceo Cajigal, convertida hoy su vieja sede en una biblioteca.
Y por haber participado de metiche en la elección del primer Centro de
Estudiantes post-dictadura, un maestro egresado de la Miguel Antonio Caro
(Fortunato Herrera) como cualquier scout de grandes ligas fue a reclutarnos
para invitarnos a participar en política. Teníamos 13 años a la sazón