Por: José ángel Borrego.- “Cada cabeza es un mundo”, reza un
viejo refrán muy cercano a la realidad y en especial referido a pensantes en el
estricto sentido de la palabra. Esa es una de las razones -alegan- para que las
izquierdas jamás se pongan de acuerdo absolutamente en nada. Si alguno está
pensando en este régimen, Chávez no es de izquierda y los izquierdistas que lo
aúpan en un 90 % son vivianis. Igual sucede en casi todos los aspectos de la política
y por ello casi siempre prevalece el sentido democrática de acatar lo que
impone la mayoría, así sea como en el acto de votar donde no hay plusvalía en
el desempeño del elector y cada voto vale lo mismo. En la campaña de Barreto se
notan dos aspectos interesantes. La estrategia de calle es inteligente. El
comando hace un excelente trabajo en cuanto al diseño de los pasos que debe dar
el candidato. Pero es obvio que no existe un comando comunicacional. No hay
estrategia comunicacional. No hay un despliegue que le haga creer al ciudadano
que el candidato se cohesiona al mundo que lo rodea. Barreto es el candidato de
la MUD y ese
mismo ciudadano podría preguntarse, a estas alturas del juego, casi un año
después de aquél lejano 12 de febrero, ¿quién es la MUD? En contrario imperio
partiendo del hecho de que toda calificación debe sustentarse en un elemento
comparativo, sería necio no reconocer que el candidato del oficialismo lo ha
hecho todo para ganar. Un uso extremado de recursos publicitarios, legítimos y
no. Y aparte de ello una estrategia comunicacional impecable que en apenas dos
meses lo coloca casi a la par de Barreto en el conocimiento de su presencia.