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jueves, 8 de diciembre de 2011

UTOPÍAS DE BORREGO: LA PATADA

Nos comentaba alguien de Prensa de la alcaldía de Barcelona que reina mucho nerviosismo porque todo el mundo, incluida la alcaldesa, está consciente de que no existe forma de mantener esa alcaldía. Ni con el chinito Chan (Chullo) sería posible esa hazaña. Las encuestas del PSUV indican que Michelangeli tiene una ventaja de 19 puntos como mínimo sobre la señora Inés, una cuesta que se torna irremontable. 



Me hacía el comentario la (no) referida persona en razón a la salvajada de ayer reflejada hoy en la gráfica principal del diario El Tiempo, donde un sujeto presuntamente empleado de la municipalidad arremete a patadas contra un joven de Primero Justicia por haber reclamado lo que en justicia le pertenece. La alcaldía, sin conformidad del CNE, retiró material publicitario del partido de Borges que la propia coordinadora de la MUD, que no pertenece a ese partido, intentó también rescatar.
 El hecho, como me dice la (no) identificada informante es que el nerviosismo, según ella, conlleva a estas actitudes tan alejadas de un mínimo de clase. Y ya tales situaciones no se deben a la arrogancia anterior. No. Ahora aquella actitud prepotente de quienes se creen amos del poder ha sido sustituida por una reacción de temor ante el inexorable destino de las hordas que acompañan a Inés Sifontes. Un observador desprevenido pensaría que en  nuestro país jamás se ha hecho una transferencia de poder, de un partido a otro, por vía electoral. La alternabilidad es el factor preeminente de la democracia. Pero lamentablemente la Quinta República no ha entendido este parámetro y por tanto sería absurdo que se lo enseñe a su militancia. No tenemos duda de que más de uno se ha creído aquella consigna ideada por Chávez de “No volverán..!”. 

Pero el que vive de ilusiones muere de desengaños, aseguran nuestros viejos, y en el caso de Barcelona el final está escrito. Ni siquiera a patadas producto de la poca relación del salvajismo rojo-barcelonés con la cultura podrá impedir que la alcaldía capital retorne a establecimientos más cónsonos con la civilización.