Leandro Area.- Ahora
me entero que vivo en Nicolandia un país donde los niños son felices y lloran
más; que limita con uno no sabe quién, y donde un gentío se esconde con más
olfato que honor de saurios que de todo género dominan y germinan por estos
orinales.
Ahora me entero pues que Nicolandia es nada
más que selva de petróleo administrada por militares que dan órdenes a personal
civil pero que al fin y al cabo, como dicen en Wall Street, sigue siendo
proveedor seguro y para más confiable de suministros energéticos. Con esa línea
de neón en el currículum, “sería suicida”, exclaman miedosos y sartreanos en
Europa y demás, tomar en cuenta los principios. ¡Qué se jodan!